El mal llamado Estado Islámico, el terrorismo del DAESH, no nació de la noche a la mañana. Al contrario. En esa paciencia infinita que sobrevuela el mundo del islam, el DAESH se fue cocinando al socaire de Al-Qaeda.

 

Con la muerte, primero de Abu Mar Al Zarqaui, El Carnicero de Jordania y Osama bin Laden después, Al-Qaeda, esa red cuyos tentáculos abrigaban el mundo del islam, se difuminó. La red se quedó con araña, pero con muy poca tela. Por eso había que tejer otra. Y había que hacerlo sobre los mismos preceptos que sus antecesores, es decir, imponiéndose sobre los reductos del chiismo -una derivación del islam-, con interpretaciones heterodoxas del Corán y especialmente golpeando una y otra vez a un Occidente “decadente” y “vicioso” qué solo ha servido para inundar las conciencias de los jóvenes del islam, de llevar una vida superflua y sin valores.

 

Para el DAESH, Europa les pertenece. En todas las reivindicaciones de sus actos terroristas aparece la “la recuperación” del antiguo Al Ándalus, es decir, de España.

 

No podemos olvidar que la España mora se asentó, desde el 711 con la batalla de Guadalete hasta 1492, cuando los Reyes Católicos entraron en la ciudad de Granada. En esos ocho siglos los musulmanes nos dejaron los sistemas de regadío más avanzados de la época, aparecieron intelectuales, de las Avicenas o Averroes; la gastronomía del cuscús, luego se transformaría en el cocido madrileño y crearon la majestuosidad de la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba o la Torre del Oro en Sevilla. Por eso, la España mora se convirtió en nada menos que en Califato con Córdoba como capital. Pues bien. Todo eso pasó y nos dejaron un acervo cultural invaluable. Pero ocurrió hace muchos siglos y todavía lo siguen reclamando como suyo.

 

París, Roma, Berlín y Londres son objetivos militares para el DAESH. Desde sus bases y otras de la NATO en territorio turco, han golpeado un día sí y otro también posiciones del Estado Islámico en Irak y Siria. Y eso no lo olvidan.

 

El triángulo Estados Unidos-Gran Bretaña-Francia es el enemigo a abatir, y no cejarán en su empeño.

 

El caso de España es completamente distinto. Les hemos dado en su propio orgullo. Siguen pensando que el antiguo Al Ándalus les pertenece; sin embargo, eso pasó hace varios siglos como para reclamarlo, cuando además fueron los moros los que invadieron la Península Ibérica. Sin embargo, no dudarán en cometer actos terroristas en España para intentar recuperar lo que ellos creen que les pertenece. Y para eso tampoco hace tanto material bélico.

 

Ya lo dijo el Presidente Ali – Bumedian, hace sesenta años. -“Reconquistaremos Occidente, y lo haremos a través del vientre de nuestras mujeres-“ sentenció.

 

Así ha sido. La Europa de hoy es un crisol de razas donde conviven desde hace muchos años varias generaciones musulmanas.

 

Diciendo que el islam quiere decir paz y que la mayoría de los musulmanes que viven en Europa son gente de bien que enriquecen todavía más la cultura europea, también hay que decir que el enemigo está en casa. No hace falta que vengan de Siria e Irak. No es relevante que cierren fronteras. La mayoría de los terroristas que han cometido atentados en Europa eran ciudadanos de nacionalidad británica, francesa, alemana o española. Son, en definitiva, terroristas que se crearon en Europa, y Europa es su objetivo.