Los gobiernos europeos van cayendo uno tras otro como si de un efecto dominó se tratara. La alternancia es buen indicador de la salud democrática. Los gobiernos que se perpetúan en el poder no son precisamente una muestra de buen gobierno. Sin embargo el fenómeno que ocurre en los gobiernos de Europa, indica algo más que un buen funcionamiento democrático y aunque no es posible establecer pautas comunes si hay una característica que determina su caída: la crisis económica. Las preferencias de los votantes o por lo menos de un porcentaje significativo se desplazan hacia otras posiciones políticas. Aunque la tendencia en Europa es más favorable hacia los gobiernos conservadores, las tendencias basculan, igual caen gobiernos conservadores que gobiernos socialdemócratas.

 

Desde la crisis han caído los gobiernos, centrista de Islandia (2009), laborista del Reino Unido (2010), socialista de Portugal (2011), liberal de Irlanda (2011), socialista de Grecia sin elecciones (2011), conservador de Italia sin elecciones (2011), socialista de España (2011). En Irlanda, Portugal, España se tuvieron que anticipar las elecciones ante la debilidad y desgaste de los gobiernos.

 

Los movimientos populares se oponen a las medidas de ajuste de los gobiernos. Desde la revolución silenciada en Islandia hasta la revolución de los zapatos en Rumania, pasando por el movimiento de los indignados en España y la continua agitación en Grecia. En Rumania las movilizaciones populares han conseguido la caída del primer ministro, aunque a pesar de la petición de elecciones anticipadas el Parlamento aprobó un nuevo gobierno.

 

¿Es la crisis la que provoca que el voto se desplace o provoque la caída de los gobiernos, incluso sin elecciones? En el caso de Italia y Grecia, no ha sido el voto sino que ha sido la presión del dictado Europeo, resumido en Alemania y Francia, que ha obligado a los parlamentos a nombrar gobiernos tecnócratas. Los gobiernos que vienen desde el inicio de la crisis, se han mostrado, vacilantes, inoperantes, gastalones y sobre todo no supieron anticipar la crisis ni el momento para las reformas.

 

Han caído gobiernos de la periferia del euro (todos), del núcleo (Italia), de la Unión Europea rica (Reino Unido) y pobre (Rumania), de fuera de la UE (Islandia). En todos los casos el denominador común es la crisis financiera, la ineficacia de los estímulos fiscales, el excesivo endeudamiento y los contraproducentes recortes. Hubo un momento en que los ciudadanos hartos de realidades pidieron promesas. Ahora piden milagros. Ni tan siquiera les importa la promesa de un programa electoral. Se agarran a la fe de la alternancia para que se produzca el milagro de la recuperación.

 

El desenlace en el efecto dominó europeo no ha terminado. Las elecciones presidenciales en Francia en abril y mayo de este 2012, confirmará si la regla es aplicable a todos los países. Dramáticamente si se confirma la regla, Alemania se encontrará sin el apoyo de Francia para implementar las medidas acordadas y en particular la ratificación del nuevo Tratado de la unión fiscal. Si la ficha de Francia cae, la de Alemania no se podrá sostener. Por esto Merkel apoya sin reparos la candidatura de Sarkozy. Si el efecto dominó alcanza a todas las fichas, la crisis económica se habrá generado una gran crisis política que dificultará todavía más la salida de la crisis. La solución ya no será la alternancia política.

 

*Director de Foreign Affairs Latinoamérica