A unas horas de las votaciones internas en el PAN, la duda no sólo es quién gana y será electo candidato o candidata presidencial del panismo; la guerra de cifras y de mensajes entre los equipos de Josefina Vázquez Mota y de Ernesto Cordero hace que surja otra gran incógnita: cómo saldrá de este proceso Acción Nacional y si los enconos y los roces de esta disputa interna, que son muchos e intensos, no dejarán al final un partido fracturado que se debilite más en la contienda constitucional.

 

No son pocos los panistas de la cúpula que han comenzado a encender las luces rojas ante la evidente división que ha surgido entre los equipos de Cordero y Vázquez Mota, donde los ánimos van más allá del calor de una contienda interna y por momentos se perciben irreconciliables. Viejas y no resueltas rencillas entre los operadores de ambos y también facturas entre los propios precandidatos, hacen que el tono de la competencia suba en la víspera y presagian un día después complicado para el PAN.

 

Mucho contribuyó al nivel de encono entre los aspirantes la fractura ocurrida en el grupo de los calderonistas en julio de 2010 por el choque entre Ernesto Cordero y Patricia Flores, que llevó a la salida de ésta última de Los Pinos y a una sacudida en el círculo más cercano del presidente. Tras las revelaciones de Cordero a Calderón, con un expediente donde documentaba “tráfico de influencias” y diversas irregularidades en que incurrieron familiares y amigos de la entonces jefa de la Oficina de la Presidencia, el presidente optó por una salida salomónica: sacó a Flores de su oficina pero también relevó a Max Cortázar, corderista cercanísimo.

 

Ese rompimiento, que se vería de nuevo en diciembre del mismo año, en la disputa por la presidencia del PAN, donde otra vez se enfrentaron los corderistas apoyando a Madero contra Flores que impulsaba a Roberto Gil, se trasladó después a la lucha por la candidatura con el apoyo de Patricia Flores y Gil Zuarth a Josefina Vázquez Mota, que también traía viejas rencillas con los calderonistas que la maltrararon y la intentaron desplazar del ánimo de Calderón en la campaña de 2006.

 

En descargo de los panistas está su conocida institucionalidad que suele procesar internamente las diferencias y evita –cada vez menos desde que llegaron al poder– una fractura estridente o expuesta hacia el exterior. Pero ¿qué tanto podrán evitarlo cuando a unos días de que se lleve a cabo la elección los dos equipos afirman tener seguro el triunfo con base en sus estimaciones y cálculos internos?

 

Esa es la mayor incertidumbre que se cierne sobre el PAN, el único de los grandes partidos que no ha definido aún el nombre de su abanderado en los comicios presidenciales en curso: ¿terminarán unidos una contienda tan fuerte y enconada? O será necesaria una “operación cicatriz” de pronostico también incierto y que le haría todavía más complicado al panismo el panorama en la elección presidencial.

 

NOTAS INDISCRETAS… El dinero en efectivo encontrado a un funcionario de Veracruz y el manejo mediático del caso no deja dudas del mensaje político: “los estamos vigilando”. Sobre todo por el estado y el gobernador de que se trata y por la influencia política y electoral que tendrán en la próxima elección federal. El gobierno veracruzano tiene que explicar para qué era el dinero y por qué una transacción en efectivo, pero fuera de eso, que se sepa no es delito trasladar dinero en este país y menos, si como afirman, había un oficio de autorización oficial para el traslado. Habrá que ver la argumentación de ambos gobiernos, el federal y el de Veracruz, pero lo que queda claro es que hay lupa sobre los gobernadores del PRI y que bueno que así sea, ¿también la habrá sobre los del PAN?.. Paran los dados. Otra Escalera.

 

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