La acción de las autoridades en contra de jóvenes que participaron en las manifestaciones de las últimas semanas, acusándolos sin pruebas de hechos de violencia en la mayoría de los casos, evidencian una grave crisis política, propiciada por un gobierno que cada vez se aleja más de los ciudadanos.

 

Así lo señaló el penalista y activista Ulrich Richter, autor del libro “De la Protesta a la Participación Ciudadana”, y quien sostiene que el Derecho Penal no debe ser usado para criminalizar a los manifestantes. Aun en los actos de vandalismo, dijo, no puede perderse la dimensión imponiendo delitos como el del homicidio.

 

Estudioso de varios movimientos sociales ocurridos en los últimos años en el mundo, entre ellos el de los llamados “indignados” en España, Richter sostiene que es claro que la participación ciudadana es el motor del cambio y las autoridades no pueden tener oídos sordos.

 

“Urge un pacto de reconciliación”, asegura.

 

¿Protesta o participación?

 

Desde 2011 detecté que había un movimiento que venía por el globo terráqueo naciendo y moviéndose, acompañado de jóvenes y estudiantes y que en algunas partes del mundo se les llamó “los indignados”. En países como España esto tuvo gran presencia y repercusión.

 

La raíz de estos movimientos es la protesta y había que continuar con un texto sobre el derecho de la protesta pacífica porque es un derecho de los ciudadanos (…). Tenemos que llegar de la protesta a la participación ciudadana, de la queja que debe ser fundado hacia la construcción.

 

¿Será que en México hay mucha protesta y poca participación?

 

Yo creo que sí. La gente protesta porque no es escuchada por la autoridad (…) hoy hay un nuevo movimiento ciudadano muy acompañado por los jóvenes. Los jóvenes quieren participar. Se está pasando de la democracia representativa a la participativa. No tiene sentido no escucharlos (…) Quien puede oxigenar la política no son los partidos, son los ciudadanos.

 

¿Pero en México están las condiciones adecuadas para que la gente se involucre más?

 

Se están comenzando a construir estos mecanismos, aunque hay algunos que han decepcionado como el de las consultas populares que hoy vemos que no dieron resultados (…) Por eso debe haber una agenda política con gran dirección.

 

La lucha ahora es en las calles…

 

Un gran ejemplo de lo que digo fue el movimiento reciente en el IPN. Ahí pasamos de la protesta a la participación ciudadana como refiero en mi libro. Sí hubo protesta esencialmente pacífica (…) Se instalan estas mesas a través del subsecretario y es ahí donde se pasó de la protesta a un diálogo hoy en el que están deliberando.

 

Pero en 2008 hubo un acuerdo por la seguridad luego de movilizaciones también. Y hoy estamos otra vez en la misma crisis.

 

Hay una crisis de la política. Yo planteo en el libro que se tiene que ir modificando la forma de hacer política. Ya no puedes estar mandando a los granaderos a inhibir una marcha. Si hay vandalismo debe sancionarse pero hasta ahí…

 

Ahora también en ese contexto hay que ser lo suficientemente serios para aplicar la ley como debe de ser, ni exagerar ni atenuar y eso es muy distinto (…) Lo que se pide es que sean sancionados respetándose los derechos humanos y no que se interpreten estos actos con tipos penales más graves de lo que son…

 

 

¿Por ejemplo?

 

Pues, por ejemplo, no es lo mismo un acto vandálico que una tentativa de homicidio… Hay que tener la sensibilidad de juzgar un acto de vandalismo y no convertirlo en un acto que se le aplique tipos penales que no corresponden a la realidad y pudieran estar desvirtuando no sólo la protesta sino también el Derecho.

 

El #20NovMx así sucedió…

 

Respetuosamente lo digo. No puedes decir que el 20 de noviembre hubo tentativa de homicidio porque es aplicar un derecho penal del enemigo cuando no existe, es decir, aplicar la ley más severa.

 

Hay que ser muy serios, hay que reflexionar con los tipos penales. Lamentable el vandalismo castigado con el uso de temas penales que no corresponden, lejos de inhibir las protestas dan un matiz hoy que no resuelve nada. El derecho penal no puede ser utilizado para criminalizar de manera grave un acto vandálico, no una protesta. Hay que ser muy cuidadosos.

 

 

¿Qué tiene que hacer el gobierno?, ¿qué esperar de las autoridades?

 

El presidente tiene que buscar la reconciliación nacional y volverse aliado de la ciudadanía. Hay que reconstruir y reconciliar y acordar. Está en manos del Presidente convertir al ciudadano como el eje de la política (…) Hay que ir a la raíz, hay que oxigenar algunos temas y cambiar prácticas que han dañado mucho y acercar a la ciudadanía con la democracia participativa.

 

 

Suena bien pero ¿es posible?

 

Lo vimos en el movimiento del IPN. Los estamos viendo en el mundo y pretendo reflejar en este nuevo libro. Ojalá contribuya a la reflexión. Por cierto que el 100 por ciento de las regalías irán a distintas fundaciones. No se trata de lucrar sino de ayudar.