Será necesario darle seguimiento a los nombramientos.

 

Pero al margen de ellos, dé usted por sentado: desde septiembre el Congreso de la Unión será la arena política donde se decidirán muchas cosas para las elecciones de 2017 y rumbo a la sucesión presidencial de 2018.

 

Las opciones las tienen el presidente Enrique Peña, en acuerdo con el coordinador priista en el Senado de la República, Emilio Gamboa, y el dirigente panista Ricardo Anaya en la Cámara de Diputados.

 

En el PAN la suerte parece echada.

 

Anaya ha descartado muchos prospectos y analiza dos nombres por encima de otros, Marko Cortés y Gustavo Madero, para conducir los trabajos parlamentarios en San Lázaro.

 

Los dos tienen una característica, son contrarios a Felipe Calderón y su grupo, y con elementos a favor y en contra.

 

Cortés, coordinador de los diputados federales azules, ha jugado en Michoacán contra Luisa María Calderón y, por ende, no se le considera cercano al ala del ex Presidente.

 

Por su parte, Madero dio la batalla para quitar la tutela calderonista al PAN y gracias a ello fueron posibles muchas cosas: el control de la nomenklatura, la marginación de Margarita Zavala, imponer a Ricardo Anaya e independizar a la fracción panista.

 

En consecuencia, los dos pueden ser buenos aliados de Anaya para eliminar a otros grupos –el calderonista para cerrar el paso a Zavala o a Rafael Moreno Valle– y desbrozar el camino al actual jefe del partido.

 

Cortés es favorito sobre Madero

 

Quien resulte –y Marko Cortés es mano– tendrá otras encomiendas.

 

Si la meta de desprestigiar más al gobierno de Enrique Peña a partir de la moralidad pública, deberán impulsarse normas y acciones legislativas para allanar la ruta al PAN y a Ricardo Anaya hacia 2018.

 

La labor completa hubiese sido tener el control del Senado, pero el calendario tiene predestinada la presidencia de ese cuerpo colectivo para el PRI.

 

Será el contrapeso al PAN.

 

Enrique Peña y Emilio Gamboa tienen para escoger.

 

El primero en la lista es Enrique Burgos, ex gobernador de Querétaro, hábil negociador, constitucionalista y de gran oficio parlamentario, lo cual le da carácter para tratar con las demás fuerzas.

 

Atrás de él analizan a los senadores Arturo Zamora, Hilda Flores, Ernesto Gándara, Graciela Ortiz y hasta el verde Pablo Escudero.

 

Aberraciones y derrotas del PRI

 

– Sólo ellos saben si hablaron del próximo presidente senatorial, dada su trascendencia en año preelectoral.

 

Enrique Ochoa estuvo con los senadores y escuchó críticas, en especial la necesidad de acercar la cúpula priista a la base y reorganizar toda la estructura sin engaños ni simulaciones.

 

Además, Emilio Gamboa recibió la promesa de repetir este tipo de encuentros al menos mensualmente para aprovechar el liderazgo de los senadores en sus respectivas entidades.

 

– Peña y Ochoa tienen mucho para la reflexión.

 

En febrero el gobierno daba por seguros cuatro estados hoy perdidos: Quintana Roo, Durango, Tamaulipas y Chihuahua.

 

Los perdieron.

 

¿Por qué?

 

En 2017 no pueden incurrir en aberraciones similares en el Estado de México, Nayarit y Coahuila.