A las nueve de la noche con siete minutos –15 minutos después de la desaparición, según las autoridades- se escucharon los primeros gritos desde el Centro de Inteligencia del penal del Altiplano:

 

“¡No está en cámaras! ¡No está en Cámaras!”, advertían angustiados desde el centro de Inteligencia, los hombres encargados directamente por Ramón Pequeño –jefe de inteligencia de la Policía Federal-, de vigilar a Joaquín Guzmán Loera, líder del cartel de Sinaloa.

 

Corrieron hacia la celda de El Chapo ante el asombro del personal operativo del centro penitenciario (así se enteraron algunos administrativos, por los gritos y la corredera); ingresaron en ella y se encontraron con el agujero al pie de la regadera…

 

Dos custodios consiguieron una linterna (nadie llevaba ninguna en mano) y se internaron, sin armas, por el túnel. Apenas alcanzaban a ver y a respirar. Iban así, tras el preso de la celda número 20.

 

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La comunicación se perdía por tramos. “Repórtense… ¿Están bien?”, preguntaban sus compañeros desde el interior de los muros de Almoloya.

 

Una hora y quince minutos después –según la reconstrucción que se ha hecho a partir de las declaraciones ministeriales- los dos custodios se hallaron ante la salida del otro lado del túnel: una construcción situada a medio kilómetro del cuartel del Octavo Regimiento Mecanizado del ejército.

 

Ya no hallaron a nadie. Eran cerca de las once de la noche. El Chapo había escapado.

 

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SE PIDIÓ SU CAMBIO DE CELDA.- El registro está por escrito: desde agosto del año pasado hubo peticiones de la Coordinación Nacional de Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos) para que se le cambiara de celda a Joaquín Guzmán Loera.

 

La idea era quitar al Chapo de la orilla del módulo y trasladarlo hacia la zona del centro del penal donde pudiera estar mejor resguardado.

 

La respuesta de Ramón Pequeño, jefe de la división de inteligencia de la Policía Federal –unidad encargada de vigilar con cámaras y micrófonos en el penal de máxima seguridad al Chapo- fue negativa:

 

“Lo quieren acercar a la puerta…”, repuso entonces. Y dejó al de Badiraguato, Sinaloa, en la misma celda que ocupó desde su llegada a El Altiplano.

 

Sirva el ejemplo –así como lo ocurrido en Almoloya en el momento de la fuga- para mostrar cómo (mal)trataba la Unidad de Inteligencia de la Policía Federal a la parte operativa del penal: Con desdén y desconfianza.

 

De hecho, Pequeño no hablaba con los de “abajo”. Su comunicación era exclusivamente hacia arriba, con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong (se saltaba con frecuencia a Monte Alejandro Rubido, a Celina Oseguera, coordinadora de los Ceferesos, no la dejaba ni ver los videos y, por supuesto, pasaba de largo ante el encargado de administrar los penales ante Juan Ignacio Hernández Mora).

 

¿Vigilancia de vista? (tener al reo bajo la mirada directa y constante de un custodio desde el pasillo de la celda). Tampoco. A la PF –es decir, a Pequeño-, le pareció suficiente con las cámaras.

 

¿Cambio al penal de Guanajuato donde existe un módulo especial para mantener una estrechísima vigilancia para este tipo de reos? Tampoco.

 

¿Más personal para la seguridad interna, externa y de guarda (éstos últimos solían llevar el censo en derredor en años pasados)? En absoluto. Para eso –en el perímetro- está la Policía Federal, el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), el Ejército.

 

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ESTABAN POR CAMBIAR AL DIRECTOR.- Quienes conocen del tema sugieren que los directores de penales de máxima seguridad –particularmente el de Almoloya-El Altiplano– deben permanecer en el cargo sólo un año.

 

No solamente para evitar problemas de corrupción sino por lo estresante que resulta esa posición. Tanto que, los directores duermen incluso dentro del penal y sólo salen una vez cada quince días.

 

Valentín Cárdenas Lerma, director del Altiplano hasta la noche en que se fugó El Chapo, estaba precisamente en espera de su cambio…¡desde diciembre pasado!

 

Y lo que es la vida, le pidieron que esperara un poco por aquello de las fechas (en diciembre es cuando suelen darse más fugas).

 

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GEMAS: Pregunta reiterada por doquier: ¿Cómo es que el Cisen no se enteró de la construcción del túnel por el que se fugó El Chapo?