Es una chulada la narración que hizo Ciro Gómez Leyva de la conversación que sostuvo con Enrique Peña Nieto al final de una reunión del Presidente con un grupo de periodistas del Grupo Fórmula.

 

De las columnas que tituló “El presidente Peña Nieto se encontraba de muy buen humor” y “El presidente Peña acabó teniendo la razón” en El Universal, me quedo con el registro del diálogo sobre el candidato de 1%.

 

Y no sólo quien esto escribe, pues eso de “1%” no sólo debe haber provocado algunos respingos en ciertos aspirantes a la grande, sino que –y eso sí que lo vimos– se convirtió en todo un juego en los comederos políticos.

 

Cuenta Ciro que Peña les dijo que no se obsesionaran con el candidato del PRI, “porque una elección nacional es algo tan grande que puede darle oportunidad de ganar a alguien que hoy sólo sea conocido por 1% de la población”.

 

Sin duda, extrañado por tal afirmación, Ciro devolvió la frase a manera de pregunta:

 

–¿Un personaje que hoy es conocido por 1% de los mexicanos podría ser el candidato del PRI?

 

Y su anfitrión devolvió:

 

–¿Por qué no?, —respondió con otra sonrisa—. De que te conocen en una campaña nacional, te conocen.

 

Hasta ahí la anécdota. Lo que sigue son algunas de las inferencias, interpretaciones, extrapolaciones y todo lo que se le ocurra que tal declaración provocó.

 

Lo primero que se preguntaban entre los politólogos de café es si Peña estaba bromeando o si lo había dicho en serio; si en verdad creía en lo que decía, o si se trataba de un calambre, o de un buscapié, o de enviar un mensaje o de jugar con la percepción…

 

Sí, un titipuchal de conjeturas ponían para iniciar el “análisis entrelíneas” de la declaración del Presidente.

 

O más bien –apuntaría uno de los sesudos en descifrar mensajes políticos– del “acertijo” que “malignamente” deslizó el mexiquense.

 

No se las haré cansada. La primera conclusión, la lineal, la elemental, fue que Miguel Osorio Chong –el favorito por mucho del PRI en las encuestas– no podía cantar victoria. Es más, había quienes pensaban que el mensaje era para él, para que el hidalguense no se la creyera.

 

“El Presidente suele engañar con la verdad” sostenían algunos.

 

Otra de las conclusiones, también desde el terreno lineal, apuntaba a que Peña proponía a su interlocutor no descartar a los coleros en el juego sucesorio. ¿A alguno de ellos en particular?

 

¡Ah…!, ésa era la parte difícil del juego. Aquí no sólo desfilaron los nombres clásicos que andan en la cola de las encuestas –Luis Videgaray, José Antonio Meade, Aurelio Nuño, Claudia Ruiz Massieu, José Narro–, sino que añadieron “los negativos” que habría que agregar en cada caso (lo que provocó un buen de  bromas).

 

En fin, va un paréntesis importante: más allá de juegos, la mayoría de los opinantes sostenía que Peña Nieto se equivocaba si creía de verdad que con un candidato que arrancara con 1% de conocimiento, el PRI podía ganar.

 

“¡Ni yendo a bailar a Chalma!”, alegaban.

 

Gemas: ayer comenzó a operar en La Habana, en la zona residencial de Miramar, el Four Points del Sheraton, primer hotel estadunidense que se establece en Cuba desde el triunfo revolucionario en 1959.