La información ya no se maneja como antes. Todo se relativiza y se le da la importancia que cada uno quiere otorgarle. Tal vez porque hoy se piensa que todos podemos ser periodistas.

 

Si por periodismo entendemos subir una foto a Internet, escribir un comentario interesante o extemporáneo o ensalzar o humillar a alguien, podría entenderse como un periodismo instantáneo y descafeinado.

 

Pero los que nos dedicamos al oficio más bonito del mundo, sabemos que eso no es periodismo vocalizando cada uno de los fonemas con la responsabilidad que ello requiere.

 

La información hay que saber tratarla, darle un sentido, buscar y encontrar la asepsia y difundirla con rigor y nitidez.Lo demás es lo de menos. Se trata de categorizar esta profesión y no de banalizarla de modo irresponsable.

 

Leo en las redes sociales que hoy los adolescentes españoles ya no utilizan el preservativo. Lo leo en una mezcla de sorpresa y pavor.

 

Han leído en las redes sociales que el VIH ya no es mortal; han escuchado hablar de la gonorrea o la sífilis como algo vetusto, una especie de “enfermedad” casi parecida a la peste negra.

 

Del papiloma humano, ni hablamos. No saben lo que es. Lo único que conocen o quieren conocer es que el preservativo es innecesario porque hoy “uno se cura de todo”.

 

Lo que saben o quieren saber es que el VIH puede no matar. Es cierto que el avance de la tecnología aplicada a la medicina es un hecho. Sin embargo, no investigan sobre las secuelas, ni los retrovirales ni las consecuencias orgánicas que conlleva de por vida.

 

La gonorrea, la sífilis y el papiloma humano están permeando en los adolescentes, y lo están haciendo mucho más de lo que ellos creen. Pero son jóvenes, demasiado como para pensar que les puede ocurrir a ellos. Al contrario. En las redes animan a no usar el preservativo. ¡Nada! “A pelo” como dicen, abusando de la irresponsabilidad de contraer una enfermedad o de un embarazo no deseado.

 

Y aquí entramos en escena de nuevo los periodistas, que somos los que sabemos transmitir el mensaje y que nos convertimos en los únicos interlocutores válidos para explicar a los adolescentes lo erráticos que pueden actuar.

 

Estamos para vehicular la información verdadera con el fin de que extremen sus precauciones si no quieren golpear su cuerpo.

 

Tal vez lo que también ocurre es que no se quieren o no se quieren demasiado. A lo mejor quieren más a las redes sociales.