Los morenos llegaron enchilados a la primera sesión de la Asamblea Constituyente. Y es que les quitaron el lugar que, desde su punto de vista, les correspondía en el salón de plenos: el de la izquierda.

 

Tres largas horas habían discutido al respecto el día anterior.

 

Las huestes de Andrés Manuel López Obrador sostenían que a ellos les correspondía la zona de la izquierda porque era el partido con más votación; los del Sol Azteca reclamaban esa posición porque, aducían, eran el partido de izquierda con mayor antigüedad.

 

Ninguno daba su brazo a torcer.

 

-Dejémoslo al azar…-, soltó Bernardo Bátiz (Morena).

 

-Echen un volado…-, propuso, a su vez, el ex delegado en Venustiano Carranza, Julio César Moreno (PRD).

 

No se animaron. Terminaron poniendo el tema a votación en el seno de la Comisión Instaladora:

 

Bátiz y Javier Jiménez Espriú, ambos de Morena, votaron obviamente a favor de los suyos. La perredista Ifigenia Martínez hizo lo propio por el PRD, Augusto Gómez Villanueva (PRI) se alineó del lado del perredismo y Porfirio Muñoz Ledo (designado por Mancera) terminó inclinando la balanza del lado de los amarillos, bajo la mirada “severa y retadora” de Dolores Padierna, según describiría uno de los presentes.

 

Resuelto así el entuerto, las curules de la derecha las ocuparían el PAN, el PRI las del centro y el PRD las de la izquierda. Morena terminaría en las últimas filas del centro. Y desde esas alturas, extendiendo los brazos a manera de abanico, Jesús Ramírez diría: “Ahí abajo están los del Pacto por México…”.

 

Otro “detalle” se sumaba a su malestar: el emblema utilizado para ubicar los espacios de Morena (el águila con las alas abiertas) no correspondía al del partido, sino de cuando Morena era aún asociación.

 

Fuera como fuera, para otros, este día era grandioso. Muñoz Ledo era uno de ellos, y entrando al salón de plenos, recordando La Marsellesa, apuntaría: “Le jour de gloire est arrivé (el día de gloria ha llegado)”.

 

 

¡HAGAN LO QUE QUIERAN!- A las 11 con 39 minutos, Gómez Villanueva hizo sonar la campanilla para abrir la sesión. Y pa’ pronto, se reeditó la discusión del día de la instalación: el de la legitimidad de los designados y, particularmente, si los 28 diputados y senadores, que ahora hacen también las veces de constituyentes, están o no violando la Constitución.

 

-No los estamos corriendo…, pero ¡que opten (por una de las dos representaciones populares )-, pedía la investigadora Irma Sandoval.

 

-¿Van a optar o no?-, insistía una y otra vez el abogado Javier Quijano, al punto de sacar de quicio a Gómez Villanueva: “¡Lleva ya cinco intervenciones!”, reclamaba el presidente de la Mesa.

 

Otro desesperado era el independiente Ismael Figueroa, quien sin más pidió a los morenos: “Trabajen por el ser, no por el deber ser…”. Y se llevó las palmas.

 

Pero Quijano no la dejaría pasar. Esperó más de media hora para que le obsequiaran de nuevo la palabra y, aún más irritado que al inicio, deploró: “Si el criterio de esta asamblea ‘es lo que es y no lo que debe ser’, ¡pues hagan ustedes lo que quieran!”.

 

Y eso era apenas el principio…

 

GEMAS: obsequio de Luis Miranda, titular de la Sedesol: “¡Pártanle la madre a los malos!”.