Los países más poderosos económicamente son aquellos que tienen las mejores universidades y, como consecuencia, la mejor y más abundante producción científica, destacó René Drucker Colín al recibir un Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Córdoba (UCO) en España.

 

El secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación del Distrito Federal resaltó que la ciencia tiene un papel central no sólo en la calidad de la educación que se genera e imparte, sino en el capital económico de los países a través del producto de la investigación.

 

“Existe una correlación muy evidente entre los países poderosos económicamente que dominan las economías mundiales y la calidad y cantidad de ciencia que estos producen”, resaltó.

 

Ante investigadores españoles y el rector José Carlos Gómez Villamandos,reunidos en el Salón de Actos Juan XXIII del Campus Universitario de Rabanales, el científico mexicano fue distinguido por su amplia trayectoria científica en el campo de las neurociencias y sus trabajos -en muchos casos pioneros- sobre la fisiopatología de los procesos neurodegenerativos, la neurofisiología del sueño o la estimulación magnética trascraneal.

 

Sugirió “buscar con mayor ímpetu cómo socializar a la ciencia, actividad que desde siempre ha sido pilar del desarrollo de aquellas naciones que otorgan un eficaz y amplio financiamiento. Si activamente impulsáramos un esfuerzo así y de gran magnitud, quizás nuestros problemas de financiamiento serían menos graves”

 

Drucker señaló que México invierte en Ciencia y Tecnología 0.43% del PIB, lo cual lo convierte en el país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que está en penúltimo lugar en cuanto a inversión en Ciencia, sólo por arriba de Chile, a pesar de ser el país que ocupa el séptimo lugar, de entre los 34 países, en cuanto a PIB.

 

A diferencia de España, que ocupa el décimo lugar en cuanto a PIB, invierte más del doble que México, a pesar de tener un PIB de medio millar de millones de dólares menor que el de nuestro país. Mientras que Alemania invierte tres por ciento de su PIB en ese rubro.