Policías y militares venezolanos bombardearon con gases lacrimógenos y perdigones las protestas pacíficas; un joven de 17 años fue asesinado en Caracas y una mujer de 24 en Táchira.

 

La tensión crecía hora a hora en Venezuela tras una nueva jornada de protestas en lo que la oposición prometió como “la madre de todas las marchas”, la sexta en abril, miles de manifestantes exigían en Caracas y otras ciudades del país elecciones generales y respeto al Parlamento, único de los poderes públicos que no controla el chavismo.

 

Un joven, identificado como Carlos José Moreno, de 17 años, murió tras ser baleado en la cabeza por presuntos miembros de los grupos armados en San Bernardino, uno de los puntos de concentración que pretendía llegar a la Defensoría del Pueblo, en Caracas.

 

En un incidente confuso, un grupo de supuestos simpatizantes del oficialismo actuó para impedir una movilización opositora. La cuadrilla arremetió contra los manifestantes y se produjo el disparo, cuya procedencia no pudo ser identificada inmediatamente por los testigos. Fotos en redes sociales mostraron un charco de sangre en el lugar donde cayó el joven.

 

La otra víctima fue Paola Ramírez, una joven estudiante de 24 años, quien murió por un disparo de supuestos adeptos al oficialismo en la ciudad occidental de San Cristóbal, dijeron a Reuters familiares y testigos.

 

Opositores y analistas habían advertido de posibles episodios de violencia, ya que miles de simpatizantes del oficialismo también se congregaban en Caracas y otras ciudades del país en contra de lo que han calificado como un intento de “golpe de Estado”. El Gobierno había ordenado que la oposición no pudiera alcanzar la sede de la Defensoría del Pueblo y en esta ocasión arremetió con extrema dureza contra las manifestaciones lanzando bombas lacrimógenas y ocasionando que no sólo tuvieran que correr sino también lanzarse al río Guaire para escapar.

 

Las manifestaciones se producen cuando ya han transcurrido casi tres semanas de protestas antigubernamentales de calle que han dejado al menos seis muertos (entre ellos un agente policial) decenas de heridos y más de 500 detenidos, de los que más de 200 se mantienen privados de libertad, según balances de la oposición y de la ONG Foro Penal Venezolano.

Jose Ángel Espinosa

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