Los síntomas de un infarto agudo al miocardio no sólo podrían ser los clásicos opresión en el pecho y dolor en el brazo, sino también náuseas, vómito y necesidad de defecar, informó el especialista Ramón Iván de Dios Pérez.

 

El jefe del servicio de Urgencias del Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco explicó que se debe al hecho de que el corazón y el aparato digestivo se unen mediante un nervio llamado neumogástrico.

 

Por ello, alertó que es probable que la persona advierta molestias en lo que se conoce como “boca del estómago” y las atribuya a un cuadro clínico de gastritis, cuando en realidad sus síntomas son indicio de un evento cardiovascular, más si la persona tiene una patología asociada al sobrepeso.

 

“Es ya muy conocido entre la población el dolor de pecho y el brazo izquierdo entumido, pero existe gama muy amplia de síntomas que se pueden presentar durante un infarto agudo al miocardio”, insistió.

 

Detalló que entre otros síntomas se encuentra “dificultad para respirar, irradiación del dolor hacia el cuello, la mandíbula y la cara interna del brazo, pero también hacia el epigastrio o ‘boca del estómago’ y sensación inminente de muerte”, indicó.

 

Otro síntoma de una patología de este tipo es la sudoración profusa y fría, además de urgencia defecatoria, “ganas, tal cual” de ir al baño, resaltó el urgenciólogo del IMSS en Jalisco.

 

Sin embargo, advirtió que en ocasiones los pacientes con diabetes mellitus no tienen ningún síntoma, ni siquiera dolor torácico, a esto se le conoce generalmente como infarto silencioso.

 

“Por este motivo la prevención es muy importante, hay que entender que la enfermedad isquémica, es decir, obstructiva del corazón es la principal causa de muerte, no sólo en México sino en todo el mundo”, refirió el especialista.

 

De Dios Pèrez reiteró que una de las condiciones físicas que más se asocia a enfermedades cardiacas es la hipertensión, vinculada a su vez con el sobrepeso y la obesidad.

 

Recomendó a la población mejorar estilos de vida, evitando el consumo de azúcares y grasas saturadas, además de sal, contenida en exceso tanto en productos enlatados como en bebidas gaseosas.

 

El ejercicio debe realizarse por lo menos durante 40 minutos cada día sin interrupciones, es decir que no cuentan las caminatas en las que hay pausas, como en los centros comerciales, consideró.

 

Apuntó que beber la cantidad de agua recomendada según el peso de la persona es fundamental para mejorar la oxigenación celular; también es necesario abandonar hábitos nocivos, como el consumo frecuente de bebidas alcohólicas y adicciones como el tabaquismo porque aumenta cinco veces la probabilidad de sufrir un infarto agudo al miocardio.