Después de 20 años de apertura comercial con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Estados Unidos continúa siendo el principal emisor de medidas proteccionistas con mayor impacto al comercio exterior mexicano.

 

“Debido al tamaño de la relación entre ambos países, Estados Unidos genera la mayor parte de las distorsiones comerciales“, dijo a 24 HORAS, Barbara Kotschwar, académica del Peterson Institute of International Economics, con sede en Washington.

 

“Pero esperamos que con el 21 aniversario del TLCAN tendremos la oportunidad de abrir las fronteras completamente al libre intercambio de bienes y servicios, como se supone que deberíamos tenerlo.”

 

Además de la demanda por comercio desleal en contra del sector azucarero mexicano promovida este año por The American Sugar Alliance, lo que da pie a un posible arancel de 17% para la zafra 2014-2015, Estados Unidos impuso otras cuatro restricciones comerciales en 2014 que “ciertamente discriminan en contra de los intereses comerciales” mexicanos, según datos del monitor comercial Global Trade Alert (GTA).

 

La primera fue aprobada a principios de año, y se trató de un programa de subsidios y tarifas arancelarias en contra de la industria del papel de 35 centavos de dólar por tonelada, lo que limita la exportación de este insumo a la Unión Americana.

 

En mayo, Estados Unidos implementó un plan de subsidios por 16 millones de dólares otorgados a productores de algodón, con vigencia hasta 2018, lo que merma la capacidad de competir de los productores mexicanos.

 

En junio, el Departamento de Comercio estadunidense renovó las medidas anti-dumping en contra de importaciones de pipas de acero provenientes de México.

 

Inicialmente esta medida fue impuesta en 2008 con una vigencia de cinco años, pero en 2013 fue revisada por la International Trade Commision, con un fallo a favor de la industria acerera de Estados Unidos.

 

Ese mismo mes, el presidente Barack Obama ratificó una ley que requería la compra exclusiva a productores estadunidenses (concepto conocido como Buy American) de acero, hierro y otros productos usados para proyectos de  infraestructura de agua financiados por el gobierno, con un beneficio estimado para su industria de 5.4 mil millones de dólares de 2015 a 2019.

 

La especialista en las relaciones comerciales de Estados Unidos, Barbara Kotschwar, descartó que estas medidas sean dirigidas exclusivamente en contra de México, ya que muchas afectan a otras naciones.

 

“Estados Unidos no es el principal emisor de estas medidas, ya que cuenta con gran apertura comercial, pero por el tamaño de nuestra economía tienen mayor impacto”.

 

Según un reporte del Centre for Economic Policy Research (Centro para la Investigación de Política Económica) con sede en Londres, -ccoordinador del GTA-, la alta dependencia comercial de México con Estados Unidos tiene efectos adversos, especialmente en periodos de crisis económica.

 

“La crisis financiera y económica global (de 2007) tuvo un mayor efecto en ciertas economías. México, con su sustancial dependencia de exportaciones hacia Estados Unidos, sufrió la recesión más aguda de las siete economías latinoamericanas consideradas (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Venezuela)”

 

Países con menor dependencia al mercado estadunidense como Perú y Argentina, “vieron su economía crecer en términos reales en casi 30% desde el inicio de la crisis financiera y económica de 2007”.

 

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