En muchos lugares de México los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) dicen estar “enfermos del azúcar”; sin embargo, en esta enfermedad hay otros factores implicados, además del azúcar y ciertas sustancias utilizadas en bebidas gaseosas, como harinas procesadas y consumo excesivo de alcohol.

 

Palabra que en griego significa “aparato por el que pasa agua”, la diabetes es una enfermedad metabólica, caracterizada por una intensa eliminación de orina (de ahí su nombre), adelgazamiento, mucha sed y otros síntomas y trastornos. Los registros más antiguos de su existencia datan de hace unos 4,000 años, en China.

 

Se la llama “insípida” cuando se trata de una afección en la cual los riñones son incapaces de conservar el agua por deficiencia de (o resistencia a) la vasopresina, hormona antidiurética producida por el hipotálamo y almacenada por la hipófisis posterior o neurohipófisis (ambas, glándulas cerebrales), y que regula o limita la cantidad de orina en el cuerpo.

 

Se la llama “mellitus” cuando se elevan los niveles de glucosa en la sangre, como consecuencia de una producción insuficiente de (o resistente a) la insulina, hormona encargada de regular dichos porcentajes y que se produce en los islotes (de ahí su nombre) de Langerhans en el páncreas. La glucosa contenida en los alimentos provee de energía al organismo y justamente es la insulina quien facilita que las células la absorban tomándola de la sangre.

 

No se ha establecido lingüísticamente el origen de la palabra mellitus, pero se acepta ampliamente que significa “miel”. Esto es así porque en la antigüedad los médicos y curanderos solían probar la orina (y otras secreciones) de sus pacientes para determinar el tipo de enfermedad que padecían. Tampoco hay acuerdo entre los historiadores acerca de cuándo comenzó a aplicarse el término. Algunos señalan como precursores a Galeno y Arteus, ambos médicos romanos de los primeros siglos de la era común. Otros más adjudican la autoría al escocés William Cullen (siglo XVIII). Los tres principales tipos de diabetes se clasifican en:

 

Diabetes mellitus tipo 1 (DMT1).- Afecta principalmente a niños y jóvenes, por lo cual también se la conozce como diabetes juvenil. Aunque no están del todo claras las causas, ciertos factores genéticos (hereditarios), autoinmunitarios (reacciones en las que el organismo ataca las células del sistema inmunológico, en este caso del páncreas) y virales (infecciones) inciden en la pérdida de producción de insulina.

 

Diabetes mellitus tipo 2 (DMT2).- Afecta en especial a adultos y ancianos, aunque hoy día también a jóvenes y niños. Es la más común y, además de la predisposición genética hereditaria, guarda una estrecha relación con factores como el sobrepeso, la obesidad, el sedentarismo y malos hábitos alimenticios e incluso con ciertos factores étnicos y genéticos.

 

Diabetes gestacional (DMG).- Afecta a mujeres embarazadas en etapas avanzadas de la gestación y suele desaparecer tras el parto; sin embargo, las pacientes pueden llegar a desarrollar DMT2 conforme envejecen, lo mismo que los bebés nacidos dentro de esos cuadros, aunque el riesgo en éstos es menor si la madre nunca padeció DMT1 o DMT2 con antelación.

 

A principios de este año, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC (FCCyT) dio a conocer una serie de iniciativas que se transformaron en proyectos estratégicos para intentar respuestas y soluciones basadas en el conocimiento científico y tecnológico a los grandes problemas nacionales, entre los que se encuentra el incremento de nuevos casos de DMT2 en cada vez más amplios sectores de la población. El Proyecto Estratégico para combatir la diabetes (ProEs-DMT2) señala que en 2012 había en México casi 7 millones de pacientes diagnosticados con DMT2; sin embrago, otros 6 millones de personas padecían la enfermedad sin diagnóstico; es decir, no saben que están enfermos.

 

Dos de las comorbilidades (transtornos asociados) de la diabetes son la obesidad y el sobrepeso. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2012, retomados por el ProEs-DMT2, indican que la prevalencia de obesidad y sobrepeso en México fue de “73% en mujeres y 69.4% en hombres adultos; 35.8% en mujeres adolescentes, 34.1% en varones adolescentes; 32% en niñas y 36.9% en niños en edad escolar. Entre 1988 y 2012, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad tuvo un aumento sostenido en mujeres adultas y en adolescentes. Actualmente, alrededor de 7 de cada 10 adultos (más de 49 millones) y 1 de cada tres niños de 5-19 años (alrededor de 12 millones) presentan peso excesivo (sobrepeso u obesidad)”.

 

Por su parte, la Estrategia de cooperación con México, publicada en 2005 por la OMS/OPS, con datos del Programa Nacional de Salud 2001-2006, constata lo revelado por el ProEs-DMT2 del Foro Consultivo: “En 1980 la mortalidad proporcional por las enfermedades transmisibles, de la nutrición y de la reproducción (del rezago epidemiológico), representaban 34.4% y en el año 2000 bajaron a 14%, mientras que las enfermedades no transmisibles pasaron de 49.8% a 73.3% y las lesiones y accidentes pasaron de 15.7% a 12.7%”.

 

El ProEs-DMT2 se plantea la meta de reducir drásticamente tanto la prevalencia como la epidemia y, además, hacerlos en el mediano plazo y con importantes ahorros de inversión, mediante atractivos esquemas de prevención, control y combate de esta que es una de las enfermedades emergentes con el mayor impacto en lo económico y lo social.