París. Marine Le Pen líder del Frente Nacional (FN) francés esperaba ayer preguntas insidiosas en la presentación de su plataforma del FN, en el lanzamiento de su campaña por las elecciones europeas del próximo 25 de mayo. No imagino que su planificada conferencia de prensa iba a ser interrumpida por un grupo de mujeres, con los senos desnudos, al grito de “epidemia fascista”.

 

Con un pequeño bigote hitleriano y una bandera negra sobre una esvástica pintada sobre el pecho, las militantes de Femen le arruinaron el día y le robaron la prensa a la ultraderechista. En formación militar, con el puño en alto, pantalones y zapatos negros, las militantes feministas desfilaron frente a la Casa de los Centristas, donde se desarrollaba la conferencia de prensa, a donde no les permitieron la entrada y fueron detenidas por la policía. No pudieron repetir la emboscada personal que antes le habían hecho al presidente ruso Vladimir Putin.

 

En el vientre y en pintura negra, las Femen se habían escrito:”Marine Fascista” o “Epidemia Fascista”. Su portavoz Inna Shevchenko denunció “la epidemia fascista que está en tren de extenderse en Europa”.

 

Con el populista, antiinmigración y profundamente antieuropeo Nick Farage en Gran Bretaña como candidato favorito para los comicios del próximo 25 de mayo, Marine Le Pen, bien posicionada en Francia ante el descrédito de los políticos tradicionales, en unas elecciones que se caracterizan por alta tasa de abstención y sanción contra los gobiernos en ejercicio, Femen anuncio el lanzamiento de su propia campaña.

 

“Comenzamos hoy a mostrarles como los vamos a tratar”, dijo la portavoz del Femen a los periodistas.

 

En el lanzamiento de su campaña, Le Pen reivindicó desde París la condición de favorita que le otorgan los sondeos y planteó las elecciones como “un referéndum: Decir sí o no a Francia”.

 

El programa que esbozó, y que irá desgranando en este mes de campaña, no mostró grandes novedades respecto a su argumentario habitual. Acusó a la UE de ser “culpable” de la situación económica y de provocar “más desempleo” y desigualdad, y, en ese sentido, abundó en su crítica al aumento de los precios con el euro, a la llegada de gitanos de los países del este o a la multiplicación de normas impuestas a agricultores y empresarios que compiten con productos importados no sometidos a esa legislación.

 

Además, abogó por endurecer las restricciones aduaneras a los productos importados, arremetió contra el “funesto tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea”, y pidió el voto para su formación euroescépctica para impedir que la UE “siga avanzando”.