La zona del Ajusco, que comprende parte de la delegación Tlalpan y Magdalena Contreras, y los municipios de Xalatlaco y Huixquilucan en el Estado de México, ha sido un punto neurálgico para actividades delictivas, desde tráfico de droga y el secuestro, hasta la tala clandestina.

 

En días pasados fueron secuestrados ocho triatletas que entrenaban en la zona alta del Ajusco, por el predio de La Cantimplora, donde desde 2011 las autoridades capitalinas implementaron un puesto de seguridad como parte del operativo Escudo Centro.

 

Previo a que se diera a conocer la noticia del plagio, el fiscal en Tlalpan, Hugo Eduardo Buendía Caamaño, aseguró a 24 HORAS que no se había presentado ningún hecho delictivo que pudiera suponer el reforzamiento del programa Escudo Centro en la zona alta de la demarcación.

 

Esto a pregunta expresa sobre la problemática de la zona, que es un paso rumbo a Guerrero, y una ruta que ha sido utilizada por grupos criminales para el trasiego de enervantes, el funcionario contestó:

 

“El operativo, que es el Escudo Centro, sigue vigente tanto en la parte de cuota como en la carretera federal. Se refuerza de acuerdo a la fuerza de trabajo que tiene seguridad pública y policía de investigación, pero osea, como tal, por un evento, no se ha hecho, porque no ha habido ese evento”, afirmó el funcionario.

 

El fiscal negó el desplazamiento de los integrantes de Guerreros Unidos y Los Rojos, que operan en Morelos y Guerrero, hacía la zona alta del DF, derivado de la fuerte presencia de autoridades federales en ambos estados, por ello no había necesidad de reforzar la presencia policiaca en el lugar, afirmó.

 

Después de haber declarado esto se informó sobre el secuestro del grupo de triatletas que fueron liberados tras el pago del rescate y cuya investigación está a cargo de la PGR.

 

Cabe recordar que el punto de revisión fue implementado en 2011, después de la ejecución de una familia en Santo Tomás Ajusco por parte de un grupo de encapuchados con uniformes apócrifos de la Policía Federal.

 

El multihomicidio fue atribuido al cártel de los Beltrán Leyva, quien disputaba el control de la ruta Centro-Pacífico, sin embargo, oficialmente las autoridades capitalinas sólo reconocieron que se trató un ajuste de cuentas por narcomenudeo.

 

En aquel entonces las autoridades de procuración de justicia aceptaron la compleja red de caminos en la zona del Ajusco, llena de veredas, parajes, pasos y algunos tramos que fueron abiertos por los grupos delictivos deforestando el bosque.

 

Con ello hicieron rutas alternas por las cuales pudieran transitar con mayor libertad en sus actividades criminales, sobre todo cuando había retenes de corporaciones policíacas locales o federales.

 

Posteriormente, se registraron una serie de ejecuciones y decapitaciones en la misma zona. Era la pugna entre el grupo La Mano con Ojos, escisión de los Beltrán Leyva, y Los Changos, vinculados a La Familia Michoacana.

 

En agosto de 2011 fue detenido el líder de La Mano con Ojos, Oscar Oswaldo García Montoya, alias El Compayito, acusado de 11 homicidios, entre otros crímenes del orden federal. En 2012 la PGJDF aseguró a Arturo Jiménez López, El Viejo, quien llegó a suceder a García Montoya, y señalado por la PGR como uno de los autores del secuestro de 18 albañiles michoacanos que hasta la fecha no han sido localizados.

 

Entre 2010 y principios de 2013, la PGJDF logró la detención de 36 integrantes de la Mano con Ojos, y las colonias Héroes, Lomas y Torres de Padierna en Tlalpan se convirtieron en el principal bastión del grupo

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