Atados uno de otro con un lazo, los policías auxiliares Sergio Mayenguia y Miguel Benítez García se introdujeron entre los escombros del multifamiliar de Tlalpan para rescatar a Alma, quien con un llanto inconsolable les agradeció el haberla salvado.

 

Cuándo ocurrió el sismo del 19 de septiembre pasado, los motopatrulleros escucharon vía radio que en Calzada de Tlalpan, a la altura de la calle Cerro San Antonio había colapsado un edificio.

 

“Inmediatamente mi compañero y yo nos dirigimos al lugar, fuimos los primeros en llegar. Comenzamos a escalar los escombros y a gritar si alguien nos escuchaba”, afirmó Benítez García, quien lleva dos años en la corporación.

 

Aseguró que alcanzó a escuchar la voz de una mujer que le solicitó ayuda, “le dije que la íbamos a ayudar, que ya estábamos aquí”.

 

El agente de 36 años, junto con su compañero Sergio y tres voluntarios,  comenzaron a remover los escombros; al observar que la mujer se encontraba en un sitio profundo, consiguieron una cuerda, con la que los cinco se agarraron unos a otros(los policías por delante), para poder introducirse.

 

“Nos amarramos todos, porque había que introducirse en un hueco profundo, y si llegaba a colapsar un edificio aledaño encima de nosotros, sería más fácil encontrarnos”, detalló Miguel.

 

Sergio, quien lleva ocho años en la corporación, era el que se introducía entre los escombros: “utilizaba un tubo para hacer palanca con los pedazos de loza para moverlos; en todo ese tiempo estuve en contacto con la chica, la cual me dijo que se llamaba Alma”

 

Después de remover puertas, tinacos, pedazos de loza y muebles, el policía Mayenguia de 29 años, llegó hasta donde estaba Alma, a la cual cargo y cubrió con su uniforme.

 

“Como Alma tenía descubierto de la cintura para arriba, me quite mi camisola para cubrirla, ella estaba en shock, no tenía idea de lo que pasaba”, aseguró el agente.

 

Posteriormente, Mayenguia le entregó a la joven en sus brazos a su compañero Miguel, quien la llevó a una ambulancia para que la atendieran: “en lo que la revisaban le di agua y me agradecía entre lágrimas por haberla salvado”.

 

Sería 48 horas después de ayudar en las labores de rescate en diferentes zonas de la capital cuando los motopatrulleros, padres de familia, volvieron a ver a sus hijos y a sus esposas.

 

 

 

*edición impresa 24 Horas

 

caem