Un hombre comprometido con las necesidades del proletariado y pueblo fue el escritor mexicano José Revueltas, a quien se recuerda en su 37 aniversario luctuoso; él fomentó la tarea de socializar y politizar a la sociedad.

 

El escritor nació el 20 de noviembre de 1914, en Santiago Papasquiaro, Durango, y fue parte de una de las más emblemáticas familias de la escena artística e ideológica de México, sus hermanos fueron distinguidos personajes: El compositor Silvestre Revueltas, el pintor Fermín Revueltas y la actriz Rosaura Revueltas.

 

Junto con su familia, José Revueltas, a los seis años, arribó a la capital mexicana y, bajo el ambiente deteriorado que provocó la Revolución, cursó sus primeros estudios en el Colegio Alemán, aunque pronto abandonaría el sistema escolarizado por considerar que la enseñanza era lenta, de ahí que optó por formarse de manera autodidacta.

 

Impetuoso y aventurero, de adolescente fue acusado de rebelión, sedición y motín durante un mitin en Zócalo capitalino, en 1929. Una vez en libertad, ingresó al Socorro Rojo Internacional (SRI) y enseguida comenzó su militancia en el Partido Comunista Mexicano.

 

En 1932 fue deportado al penal de alta seguridad de las Islas Marías, junto con un grupo de compañeros del partido, por representar un peligro para el Estado, no obstante fue liberado por ser menor de edad.

 

Más adelante fue detenido nuevamente y encarcelado en Lecumberri por su participación en el Movimiento Estudiantil de 1968, reseña su biografía publicada en el portal de Internet “escritores.cinemeciano.unam.mx”.

 

A partir de la década de los 40, Revueltas incursionó en la escritura política con algunos guiones cinematográficos y en la creación de cuentos y novelas, entre ellos figuran “El luto humano” (1943), “Dios en la tierra” (1944) y “Los días terribles” (1949).

 

A raíz de sus continuas detenciones y encarcelamientos, recreó en varios de sus textos los ambientes a los que se enfrentaban todos aquellos que eran privados de su libertad en aquella difícil época; “Los muros de agua”, por ejemplo, fue un volumen en el que trató su estancia en el penal de las Islas Marías (1940).

 

Fue expulsado del Partido Comunista Mexicano, junto con toda su célula, con quienes creó el grupo marxista independiente “El insurgente”, y militó en el Partido Popular; también estuvo activo en el Partido Obrero Campesino Mexicano y fundó “Liga Leninista Espartaco”.

 

A pesar de las amargas experiencias en sus reclusiones, consecuencia de las ideas que profesó, se arriesgó a escribir en los años 50 la obra “Los motivos de Caín” y el guión cinematográfico “Zapata”, luego de su participación en 1958 en el Movimiento Ferrocarrilero, en cuyo marco fue apresado de nueva cuenta.

 

Sin embargo, lo turbulenta que resultó su vida, fue condecorado con el Premio Nacional de Literatura y el Premio Xavier Villaurrutia, por su obra en general.

 

En 1968, Revueltas fue acusado por ser “autor intelectual” del Movimiento Estudiantil, lo que le valió ser encarcelado en Lecumberri, donde escribió una de sus más importantes obras, “El Apando”.

 

Cuando cumplió su condena, se dedicó a dictar conferencias, a dar clases de cine en Estados Unidos y ofrecer entrevistas, además de continuar escribiendo.

 

Revueltas tuvo una preocupación educativa, pues practicó la Autogestión Académica, que tiempo después se volvió la propuesta pedagógica más importante, ya que proponía estudiar la vida mediante el conocimiento teórico que proporciona la lectura.

 

El escritor falleció el 14 de abril de 1976. Fue inhumado dos días después en el Panteón Francés de la Piedad. Revueltas pretendió valerse de la literatura, el guión cinematográfico, la academia, la participación partidaria y la calle, para promover su proyecto revolucionario y cambiar a la sociedad en la que vivía.

 

 

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