En una semana de decisiones de política monetaria de 10 países, este miércoles se conoció la decisión de política monetaria de la Fed, la cual finalmente aumentó la tasa de referencia en 25 puntos base para dejarla en 0.75% y apuntó a un ritmo más rápido de alzas durante el primer año de gobierno de Donald Trump, que quiere impulsar el crecimiento de la economía con una baja en impuestos, un mayor gasto fiscal y menos regulaciones.

 

La institución ve tres alzas durante 2017 que pudieran llevar a concluir ese año en 1.50%. La tasa de interés de referencia “terminal” u objetivo del ciclo de alza la ubicaron en 3.0% en lugar de 2.875%.

 

Esto ha generado que al poder aumentar la tasa y mantener una expectativa de alza más rápida también muestra que la perspectiva de la economía de Estados Unidos es positiva y que Janet Yellen permanece independiente en la toma de decisión del organismo respecto a lo que será la nueva administración en el período 2017-2020.

 

La Fed modificó la expectativa de desarrollo en 2016 a un rango más estrecho de 1.80 a 2.0%, lo que representa que este último trimestre del año deberá de seguir creciendo a una tasa más cercana a 3.0%; el desempleo deberá de situarse entre 4.7 y 4.8%, aunque por las condiciones actuales, en noviembre se ubicó en 4.6% y la inflación deberá concluir a un ritmo entre 1.5 y 1.6%. Este jueves se conoció el dato ubicándose en noviembre a una tasa anual de 1.70%.

 

El Banco de Inglaterra mantuvo sin cambio la tasa de referencia en 0.25%. Hemos visto cómo a raíz de la decisión a favor del Brexit, la libra esterlina ha generado que a lo largo del año esté perdiendo 15.7% frente al dólar, lo que llevó a que la inflación al productor pasara de 2.0%, en octubre, a 2.20%, en noviembre, y al consumidor se ubique actualmente en 1.20% con una tasa de desempleo en 4.8% y una economía que presenta un ritmo de expansión anual de 2.30%.

 

En ese sentido, el gobierno debate internamente la decisión de que sería el “parlamento” el que decidiera la salida de la Unión Europea cuando las propias autoridades definieron que a finales de marzo de 2017 daría inicio dicho proceso. Lo que sí resulta factible es que la economía pierda ritmo de crecimiento durante el primer semestre de 2017 al menos.

 

Por su parte, el Banxico decidió ayer incrementar la tasa de referencia en 50 puntos base para ubicarla al cierre del año en 5.75%. A pesar de que la economía viene en un proceso de desaceleración, con la necesidad de un recorte en el gasto público importante (pero quizá insuficiente), una clara incertidumbre sobre la relación bilateral que tendrá México con la nueva administración de Estados Unidos en la que se revisará el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), las condiciones de lo que busca con la construcción del muro que pudiera afectar el ritmo de crecimiento de las remesas provenientes de ese país, que representan 95% del total que llega a México a través de algún impuesto especial y una posible mayor deportación y más controles, así como el riesgo de una mayor inflación para 2017 generada por la depreciación del peso mexicano (que hasta el momento asciende a 18.4% en lo que va del año), que pudiera llevar a una transferencia de precios en productos y servicios importante.

 

Además, la liberación del precio de la gasolina, aunque pudiera ser por etapas, llevará inminentemente a un alza en los precios durante enero, simplemente refiriendo el aumento en los costos del petróleo y gasolina en mercados internacionales de noviembre a la fecha.

 

Así, las condiciones monetarias para 2017 serán con un tono un “poco más restrictivo” en Estados Unidos y, desgraciadamente, en México.