Desde hace 10 años, la Fundación Construyendo a México Crecemos se dedica a llevar educación a los trabajadores de la construcción, con lo cual busca darles un incentivo de superación personal y por qué no, que puedan acceder a un empleo mejor remunerado.

 

 
Gonzalo Luna Parra, director de la fundación, comentó que el proyecto surgió cuando el ingeniero José Chabot se dio cuenta del rezago educativo que tenían los obreros de la construcción, pues se estima que 10% no ha terminado la secundaria. Así, en 2006 se creó una asociación civil para acercar a los trabajadores al Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) para acabar su educación básica.

 

 

Pero fue tanto el éxito del programa, que en 2014 se constituyeron como una Institución de Asistencia Privada (IAP) para que ellos fueran los que brindaran los cursos, avalados por el INEA e, incluso, ampliarlos a preparatoria y diplomados, mediante el respaldo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Tecnológico de Monterrey.

 

 
“Hemos atendido a cerca de 13 mil personas en estos 10 años, cada vez aumenta el número de atenciones porque está creciendo el modelo. De graduados son poco más de mil en diferentes niveles, incluso hay cada vez más graduados porque puede haber alguien que lo haga en educación básica, pero también respecto a los cursos de computación”, comentó Luna Parra.

 

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Actualmente, la fundación tiene 22 aulas en obra y cuatro más en espacio público, debido a las alianzas que tiene no sólo con instancias gubernamentales, sino con la iniciativa privada, que brinda espacios y tiempo para que los obreros terminen la educación básica.

 
“El aula tiene dos horas de clase, la primera la pone el trabajador y la segunda la pone la empresa.

 

 

 

 

Muchas veces las empresas, como trabajan para lograr objetivos no les da la hora completa, sino media hora, pero el trabajador sí pone la hora completa”, comentó Rosario Simón, asesora académica de la fundación, y encargada del aula en una obra ubicada en Polanco.

 

 
Simón dijo que uno de los mayores resto para que estas personas terminen su educación es la constante rotación laboral, pues su trabajo en las construcciones puede ser de pocos meses, lo cual impide que tramiten el certificado correspondiente. Por ello, se buscó la intervención del INEA.
“Estamos hablando de que las personas de la construcción rotan de manera muy rápida, por eso se trabaja con el sistema INEA, que tiene una base para toda la República. Ellos se llevan el vínculo institucional para que cuando vayan a un centro del INEA puedan sólo terminar sus cursos para recibir el certificado”, añadió.

 

 

 

Aunque el mayor premio es la superación personal, en algunos casos los graduados pudieron acceder a mejores salarios, según relataron los encargados del proyecto.