Hoy en día es imposible entender a las grandes estrellas del deporte sin un aparato de mercadotecnia detrás de ellos.

 

Fue a mediados de los 90 cuando las grandes marcas comenzaron a ver en los jugadores profesionales como la mejor imagen para sus productos.

 

Poco tiempo después, no solo las firmas deportivas eran opción para las figuras del deporte; marcas de ropa de diseñador, comida, bebida, hoteles, coches, no había un segmento que no tuviera a un deportista como imagen.

 

Los pioneros

 

Los primeros grandes deportistas que supieron aprovechar la fama ganada por sus espectaculares actuaciones en sus respectivas disciplinas fueron Lance Armtrong, Michael Jordan y Michael Schumaher.

 

De los tres, el basquetbolista fue el que mejores contratos firmó.

 

Creó su propia marca de zapatos deportivos y hasta filmó una película.

 

La mercadotecnia que destacó al deportista

 

Las estrategias de mercado en relación con el deporte llegaron al extremo de priorizar la imagen antes del talento.

 

El ejemplo más claro es David Beckham. Un mediocampista solvente, talentoso y que llegó a ser capitán de la selección inglesa, pero que no representó para el futbol lo que sí significan Armstrong, Jordan y Schumaher para sus respectivos deportes.

 

Beckham fue durante los primeros años de siglo XXI el deportista con mayores ingresos, sin llegar nunca al top 5 de los mejores en el futbol.

 

Sus contratos multimillonarios, tanto que 91% de sus ingresos provienen de la publicidad.

 

Marca y talento a la par

 

El deporte vive una época donde tiene a figuras que rompen todos los récord, marcas que impusieron hace 50 o más años, cuando comenzaba a haber registros oficiales sobre el desempeño de los deportistas.

 

Desde Leo Messi y Cristiano Ronaldo que viven en una realidad paralela, donde solo importa que haga el otro,  y sus multimillonarios contratos con Calvin Klein pasando por Roger Federer y sus mil juegos ganados, hasta Manni Pacquiao que rompió récord de apuestas y televidentes.

 

Sin olvidar a Usain Bolt y su velocidad que casi obliga usar el cronómetro tomando en cuenta las milésimas y Michael Phelps con sus siete oros en solo una edición de Juegos Olímpicos.

 

Las grandes sumas que obtienen estos deportistas corresponden al nivel que demuestran en sus disciplinas.