635602770452847117wEra un hombre común, sin embargo desplegó sus alas y voló, sobrevolando la gente, la gran ciudad, dominando el mundo. No siempre fue así. Ya hacía tiempo que había abandonado la fantasía de ser un superhéroe, pero la infelicidad terrenal le decía que aquel tiempo fue el más real y hermoso que había vivido nunca. El ego, esa estruendosa voz  le atormentaba con la idea de recuperar su personaje. ¿El ego o la persona? Uno ganaría y el otro perdería. Son pinceladas de la película “Birdman” (o la inesperada virtud de la ignorancia) del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, galardonada esta semana con cuatro estatuillas en los premios Oscar: Película, director, guión original y fotografía.

 

Dicen que Iñárritu andaba deprimido cuando se topó con Birdman. “Cuando estás seguro de lo que haces, el miedo desaparece y de alguna forma, te sientes vacío”, dijo recientemente en una entrevista en La Vanguardia. En la comodidad dejó de encontrar sentido a su proceso creativo, hasta que la revolución de la nueva película le permitió evolucionar de nuevo.

 

Me llamaron la atención sus palabras y mi mente rescató otras, que aunque distintas compartían el mismo mensaje. El discurso de Antonio Banderas al recoger el Goya de Honor, fue excepcional y habló de la magia de la incertidumbre. Decía así: “A veces me he preguntado si el confort y la tranquilidad de lo que es estable y permanente, me permitiría acceder a los complicados entresijos de una vida en el arte. La crisis es nuestro estado natural, debe de serlo, hemos de asumir y abrazar la inseguridad de nuestro profesión. Es el caos el mejor aliado de cualquier artista, debemos disfrutar con las manos sucias en el barro que debemos moldear y con el aliento de la incertidumbre que proporciona tanto el éxito como el fracaso tras el cuello”.

 

Antonio-BanderasEl principio de la incertidumbre es un concepto que ronda mi pensamiento desde hace meses y del que he debatido con varios amigos, recabando opiniones al respecto. Sumergidos en el mundo en transición que vivimos, uno aprende que la magia se esconde tras el caos, tras la incertidumbre y que el confort y la tranquilidad, no son el territorio fértil para la creatividad ni para las sorpresas vitales, que todos deseamos vivir.

 

El personaje de Michael Keaton en Birdman lucha contra el ego, “ese pequeño cabrón” como le definió el director, al recoger el galardón en el teatro Kodak de los Ángeles, en su discurso: “El ego ama la competición. Para que alguien gane, alguien tiene que perder pero la paradoja es que el verdadero arte, la expresión artística individual de la creación del cineasta, no puede ser comparada ni derrotada, porque nuestro trabajo solo será juzgado en el tiempo”.

 

El ego y los personajes se verán las caras estos días en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, ARCO, en Madrid. “Manejar con el ego de los artistas” es la parte más complicada del trabajo, me explicó hace tiempo una famosa galerista. Desde México han llegado a España una quincena de artistas mexicanos que expondrán sus obras en este foro que tiene a Colombia como país invitado: José Dávila, Héctor Zamora, Gonzalo Lebrija, Gabriel Kuri, Erick Beltrán, Bosco Sodi, Sofía Taboas, Felipe Ehrenberg o Rafael Lozano-Hemmer, entre otros.

 

Los miedos, las fantasías, las obsesiones, los “egos”, cada obra artística lleva detrás la marca y sello de cada creador, lo que vemos y lo que no apreciamos. En la vida real solo cuando nos despojamos de nuestro personaje y le dejamos partir, comenzamos a fluir, a ser el personaje que somos realmente. ¿Quién gana? ¿Quién pierde?

 

 

¿Y conseguiste lo que querías en esta vida?

Lo conseguí

¿Y qué querías?

Considerarme amado, sentirme

amado sobre la tierra

“Último Fragmento”

 Raymond Carver

Sigue marta@gomez-rodulfo.net

En twitter: @MartaGrodulfo