Quitaron al payaso Lagrimita, pero nos dejaron a un buen número de payasos y maromeros de todo género, colores y sabores para ser electos, o no, en un proceso electoral 2015 lamentable, indigno y costoso para todos nosotros.

 

El panorama político de México no puede ser más tétrico. Una muestra de la debilidad del sistema de partidos en México –y naturalmente de la enfermedad de los partidos políticos – es que no tuvieron candidatos que los representen en los puestos de elección y, por lo mismo, hicieron acopio de la morralla política, de candidatos mal averiguados, ignorantes, chapulines, desconocidos y muy probablemente incapaces para la seria tarea que están buscando.

 

Muchos de los candidatos de los diez partidos contendientes carecen de dignidad, decoro, inteligencia, voluntad, vocación, integridad, inteligencia, pundonor y todos esos adjetivos que no por serlo dejan de ser necesarios y, sumados, harían a hombres de buena calidad política…

 

A cambio nos asestan un gran número de aprendices de mal payasos que a través de sus  desfiguros, autorizados por sus autoridades políticas, quieren conseguir el voto ciudadano. (Con respeto por los payasos de veras, que nos hacen reír y nos llevan felicidad al corazón)

 

Estas elecciones intermedias son unas de las más caras en la historia política de México y de las más caras en el mundo. El presupuesto aprobado para el Instituto Nacional Electoral (INE) para este año es de 18,572.4 millones de pesos (más de 2.6 millones comparado con el proceso federal de 2012 cuando recibió 15,953.9 millones de pesos)

 

De estos –de nuevo, para que no se olvide- 18 mil 572 millones de pesos, el 69 por ciento será para gastos de operación del INE y el 31 por ciento será para el financiamiento público de los partidos políticos, es decir 5 mil 707 millones de pesos y 464 mil 402 pesos de nuestro trabajo.

 

Según el INE, para las elecciones del 7 de junio de 2015 están llamados a sufragar 83 millones de mexicanos al grito de guerra, quienes votarán por 1,996 cargos de elección… Pero no, no y no…

 

Resulta que los presagios son que habrá una gran abstención o voto nulo. Y eso ha hecho que tanto el gobierno federal –el presidente Enrique Peña Nieto- y la autoridad electoral INE lleven a cabo una campaña feroz para invitar a la población a votar…

 

El problema no es ir o no a votar… sino ¿por quién votar dado el panorama de campañas-mugre y candidatos, asimismo, mugre: de los 10 partidos políticos?…

 

En la primera votación que organiza el INE habrán 152 mil 500 mesas de votación en los estados y municipios en los que habrá elección. Estarán a cargo de estas 10.5 millones de ciudadanos. Ya está a la vista, para a ver-escuchar-sufrir, el bombardeo de 12.5 millones de anuncios en la radio y televisión para presentar las propuestas de los partidos y de los candidatos…

 

¿Propuestas? ¿Cuáles? Si lo que vemos son guerras electorales en las que todos los partidos y sus candidatos y sus ad láteres se lanzan lodo porque todos tienen lodo que les pisen.

 

¿Propuestas? Para acabar de hacer aún más trágica la situación, surgen por aquí y allá cápsulas de candidatos en las que hacen circo y maroma para ganar votos… Votos: ¿para qué?…

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Foto: Cuartoscuro

 

Ahí está el síndrome Vicente Fox, pero llevado a la milésima potencia, de candidatos como el del PAN en Guanajuato, Diego Leyva Merino, quien sin sentido de autocrítica y sin pudor se ridiculiza, baila y canta música ‘grupera’ vestido de ranchero, con botas puntiagudas y sombrero.

 

O Noé Bernardino, “El Vale”, candidato priista por Apatzingán, Michoacán, que hace lo mismo a ritmo de cumbia o salsa o merengue o todo junto…

 

¿Y qué tal Sabino Pulido que quiere la presidencia municipal de Tala, en Jalisco por la coalición PAN-PRD? quien hace su particular ‘cover electoral’ de una melodía del brasileño Gustavo Lima. O Gabriel López, quien quiere ser alcalde de Villa Hidalgo, Jalisco, por Nueva Alianza quien escogió reproducir a un cantante que se llama Gerardo Ortiz y quien interpreta narcocorridos…

 

Y el candidato Enrique Alfaro del Movimiento Ciudadano en Jalisco quien hizo su producción y hasta su ‘rola’ propia: “Levanta las manos, despierta ciudadano: todos con Alfaro”… ¿Y qué tal Natalia Juárez, del PRD, candidata por el Distrito 11, quien sugiere — ‘voluptuosa’– su figura femenina debajo de una sábana que se va recorriendo para ¡ah, sorpresa! conseguir el voto…

 

Y el senador con licencia, Jorge Luis Preciado (PAN) quien entona una cumbia para promocionarse en Colima, o ahí mismo su contrincante del Movimiento Ciudadano, Leoncio Morán, “El Locho” que anda por las mismas, o en Nuevo León  el candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón: “El Bronco” quien hace de la política un ring de lucha libre: los rudos “Diablo Rojo” (PRI) y el “Diablo Azul” (PAN) contra el técnico de “cerebro, corazón y carácter”: por supuesto él…

 

No está mal la música, pero el uso, así, es una muestra del circo electoral. Ese que nos disminuye como país aspirante a demócrata y que demuestra algo aun peor: la falta de ideas, la falta de inteligencia, la ausencia de  vocación y el menosprecio por los electores. Nada hay ahí… como nada hay en los muchos-muchísimos candidatos surgidos de la nada… o surgidos de los compromisos de los Partidos Políticos para el pago de facturas o para la inversión a plazos…

 

¿Qué nos queda a nosotros? Hacer valer nuestra dignidad individual y colectiva y revisar lo que hicieron cada uno de los partidos políticos al término de su gestión en nuestro hábitat. Ese es un buen medidor de posibilidades.

 

Pero hay que ir a más: cambiar este sistema de partidos y a estos partidos y los candidatos que nos agravian y que nos indignan… ¿cómo? Ahí está la tarea.