Esta semana se caracterizará por información relacionada al crecimiento de la economía de Estados Unidos y la de México al segundo trimestre del año en curso. Además, habrá un dato de bienes durables (bienes de compra cuya vida útil es superior a tres años) en Estados Unidos y el Simposio de Jackson Hole, un evento de la Fed en el que se dará seguimiento en especial al discurso de Janet Yellen sobre la condición actual y futura de la economía americana, en especial sobre la inflación y el empleo que pueda dar una pauta sobre los riesgos de alza en las tasas de interés en ese país en los siguientes meses.

 

Por el lado del PIB de Estados Unidos, el dato preliminar ya conocido hasta el momento es que la economía creció a un ritmo de 1.2% en el segundo trimestre. Las expectativas del mercado para esta segunda revisión son de un crecimiento entre 1.0 y 1.2%, es decir, existen posibilidades de una ligera revisión a la baja. Es un trimestre en el que claramente se siguió observando una desaceleración. Sin embargo, los datos registrados ya en julio y algunos de agosto muestran una ligera recuperación con una expectativa de crecimiento trimestral de julio a septiembre del orden de 1.5% para darnos una idea de lo que significaría dentro del ámbito de mercados.

 

En el caso de México, el crecimiento que se dará a conocer este día a temprana hora estaría por debajo de 2.6% registrado en el primer trimestre del año, pero seguramente revisado un poco al alza respecto al dato adelantado por el INEGI alrededor de 1.4% con un crecimiento trimestral negativo en -0.3%.

 

Existen algunas variables que muestran que el buen desempeño del consumo interno reflejado por las empresas que cotizan en la bolsa y de los datos económicos (que hasta ahora saldrán apenas con actualización a mayo y junio), el segundo semestre del año pudiera ser de una cierta desaceleración originada por un lado, por el tipo de cambio que mantiene una depreciación acumulada en el año de 6%, pero en los últimos 12 meses es mayor en 13%, una preocupación por el riesgo de transferencia de precios, además de los incrementos recientes en el costo de la gasolina y la luz, el recorte fiscal que debe enfrentar el gobierno para alcanzar el superávit primario en 2017 (real y no por efecto de Pemex y CFE únicamente), el riesgo de las elecciones en Estados Unidos y el efecto Trump (que ha disminuido un poco, pero faltan 2.5 meses para las elecciones) y la baja inversión privada provocada por la depreciación del peso y la caída en la confianza al consumo y a la propia inversión, que generará un menor ritmo de crecimiento en el empleo, posiblemente en el consumo y, por lo tanto, en el crecimiento de la economía.

 

El evento en Jackson Hole, que será el próximo viernes, dará pauta para evaluar lo que la mayoría visualizamos: la Fed actuará una vez que pasen las elecciones el 8 de noviembre próximo y aumentaría la tasa de interés 25 puntos entre noviembre y diciembre de 2016.