Además de reducir los riesgos que implica el manejo de efectivo, una cuenta bancaria de depósito podría representar para las pequeñas y medianas empresas la llave de entrada al crédito, al generar un historial ante los bancos para que se evalúe su capacidad de pago.

 

Según los Resultados de Inclusión Financiera correspondientes a 2015, presentados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), 26.7% de estas unidades económicas son formales y de este universo, apenas una de cada cuatro tienen acceso al crédito, lo que pone en riesgo sus operaciones en caso de una falta de capital para sus actividades o crecimiento.

 

De acuerdo a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) en el sistema financiero mexicano existen más de 80 opciones para contratar una cuenta empresarial que permita realizar pagos electrónicos y con chequera, aunque del total sólo 27 no exigen un saldo mínimo mensual.