TORONTO. María Carmona abraza a su madre, lloran. Puede ser la última vez que se vean, es un ritual que se ha repetido en los últimos cinco años. María abandona a doña Petra para irse a empacar cerezas cerca de Kelowna, palabra que significa oso grizzly. La foto de las dos encabeza un fotoreportaje de Folio, una de las secciones de fin de semana de The Globe and Mail.

 

“El fruto de su labor”, como se traduciría la cabeza del fotoreportaje, habla de las mujeres que llegan a trabajar a esa ciudad de la provincia de la Columbia Británica. En un par de meses ganan lo suficiente para mantener a su familia todo un año en sus pueblos de origen. Aproximadamente 118 llegaron el año pasado a Kelowna, principalmente madres solteras de México, que se quedan entre seis y ocho semanas en Canadá, ganando unos 120 pesos por hora.

 

Las mujeres, dice The Globe and Mail, representan 3% o son menos de mil, de los aproximadamente 30 mil trabajadores del campo que llegan cada año a Canadá (a través del Seasonal Agricultural Workers Program, SAWP).

 

Ellas son contratadas para hacer trabajos dolorosamente repetitivos en las plantas de empaque de frutos. Las que llegan a Jealous Fruits en Kelowna se especializan en acomodar cerezas premium destinadas al paladar de los exigentes chinos. Jealous Fruits contrata en temporada alta a unas 600 personas, de las cuales, alrededor de 200 son mexicanas. Mujeres de áreas rurales, con poca educación y mucha necesidad, dice Wendy Stueck, autora del texto que acompaña las fotos de John Lehmann. Mujeres que hallan en este tipo de trabajo su mejor opción de futuro.

 

Eso estaba leyendo este fin de semana cuando me acordé de un artículo que acaba de escribir mi amigo Frank Tobe, probablemente uno de los más reconocidos expertos en robótica del mundo. Ahora que todo mundo sabe qué son los drones, deben saber también que la agricultura es uno de los terrenos en los que los desarrolladores experimentan más con nuevas tecnologías.

 

bc-folio-cherries05nw5

 

Frank Tobe recuerda que la agricultura es una de las industrias más importantes, nos da comida, nos alimenta, nos ayuda a sobrevivir.

 

“Con una población global que se espera alcance los nueve mil millones de humanos para 2035, la producción agrícola se debe duplicar para cubrir la demanda”, advierte. “Y debido a la limitada tierra que se puede arar, la productividad debe incrementarse 25% para alcanzar esa meta”.

 

Tobe nos dice que las principales empresas estadunidenses están comprando tierras en otros países para bajar los costos de producción de productos agrícolas. Pero no sólo Estados Unidos, China está comprando tierras en África y mandando trabajadores especializados para supervisar la siembra.

 

Granjeros y rancheros en todo el mundo están transitando hacia los métodos de agricultura de precisión para mejorar los costos y la producción. Utilizan drones para regar, observar y analizar sus terrenos. Robots en tierra hacen movimientos precisos y repetitivos, exactos. Más exactos que los de las mujeres mexicanas que guardan cerezas en Canadá, en muchos casos.

 

En Estados Unidos ha comenzado a notarse la entrada de robots al campo. De acuerdo con el US Bureau of Labor Statistics, había 749 mil 400 trabajadores del campo en 2012, esto es 3% menos o 25 mil menos que los registrados en 2011.

 

Aproximadamente 74% de los que trabajan en el campo en Estados Unidos, además, nacieron en México o en Centroamérica, y más de la mitad son indocumentados.

 

Tobe destaca que el tercer lugar más peligroso para trabajar en Estados Unidos es el campo. También menciona que 90% del riego de cultivos en Japón se hace con pequeños helicópteros a control remoto.

 

Frank Tobe cita a ResearchMoz, que predice que el mercado de los robots desarrollados para la agricultura crecerá de 817 millones de dólares en 2013, a 16 mil millones de dólares para 2020.

 

La ecuación es clara: habrá menos humanos en los cultivos de los países ricos y las tierras de los países pobres no se desaprovecharán. El fotoreportaje de The Globe and Mail y las mexicanas que ahí aparecen será un buen recuerdo del pasado de sudor y sufrimiento del ser humano para sobrevivir en la Tierra.