Hubo de todo entre el público del homenaje a Juan Gabriel: actrices, fans, políticos, cantantes, el combo político-cantor, luchadores y reinas de belleza. Lo único que faltó fue un maestro de ceremonias que subiera y explicara la dinámica del concierto o diera un sentido discurso sobre el homenajeado.

 

 

Ahora que todo es muy moderno y virtual, una voz en las alturas anunciaba a los invitados (sentías que te hablaba Dios) y entonces salía al escenario un cantante, luego otro, luego un dueto, después un trío y así. Y casi nadie dijo nada. Me quedé con ganas de oír anécdotas o algo, como en los funerales. Bueno, el único que agarró el micrófono fue Emmanuel. ¡Ah, qué bonito habla!

 
Pero, sinceramente, el concierto estuvo muy bueno con las voces de Jesse y Joy con Juanes; Yuri y Emmanuel (¡fantásticos!); Shaila Dúrcal y David Bisbal; un mariachi enorme; Andrea Bocelli y Olivia Gorra; Pepe Aguilar; un orquestón; India, Aída Cuevas (una maravilla); Kinky; Fernando de la Mora y Yuridia (que repitió todo el evento: “¡Buenas noches, Toluca! ¡Venga, Toluca!”… y Toluca enmudeció).

 
Natalia Lafourcade, Luis Fonsi y John Fogerty cantaron con Juan Gabriel -en video- y fue emocionante. Pero lo que esperábamos impacientes era que el Divo de Juárez regresara un rato de la muerte. Es que el hijo de Juan Gabriel –heredero universal, hijo consentido, vocero oficial, administrador, mánager– anunció una gran sorpresa: un holograma de su padre que costó un millón de dólares. Nunca he entendido por qué son tan caras las proyecciones tridimensionales, pero me encantan.

 
Aunque debo confesar que después de ver las de Michael Jackson y Jenny Rivera, pensé que la de Juanga sería la mejor. La producción era tan impresionante que me ilusioné, pero no. Primero, cuando apareció al lado de Juanes para cantar Querida todos aplaudimos muchísimo, pero juramos que no era el holograma prometido, que el picudo saldría después.

 
Al final, justo cuando salieron todos los cantantes y entonaron la famosa Amor eterno, el holograma hizo su entrada triunfal, pero había tantas personas enfrente que… ¡no se veía! Se los juro. Con ganas de gritarles: “¡quítense, están tapando un millón de dólares!”

 
Creo que mi momento favorito fue la actuación del vocalista de Creedence Clearwater Revival con un popurrí de éxitos. Me hubieran visto cantar Proud Mary… pero qué digo a mí, al coordinador del Grupo Parlamentario del PAN, Santiago Creel, que estuvo muy bien portadito y sólo se alocó cuando escuchó “rollin’, rollin’, rollin’ on the river…” Creo que recordó cuando era un quinceañero, porque se movía muy retro.

 
Me atrevería a decir que el más feliz del evento Juan Gabriel, Eternamente… vive la experiencia fue Eruviel Ávila, que se tomó foto abrazado de todos, no se le fue ni uno. A cambio les regaló una artesanía de Metepec. La más triste, Cristal Silva. No sé si extrañaba a Juanga o porque no ganó el Miss Universo. Yo en su lugar estaría feliz: siempre he querido conocer Filipinas gratis.