La decisión del presidente electo, Donald Trump, de proponer a Rex Tillerson, director ejecutivo de la petrolera Exxon Mobil, como su secretario de Estado, suma críticas de organismos civiles y líderes políticos que lo cuestionan en numerosos frentes.

 

Los cuestionamientos a Tillerson no sólo son por la cercanía personal que el director de Exxon tiene con el presidente Vladimir Putin, cuyo gobierno es sospechoso de haber intervenido a favor de Trump en las elecciones de Estados Unidos, sino por activistas ambientales y de derechos humanos.

 

Tillerson, para empezar, tendría amplios conflictos de interés de ser ratificado por el Senado en el cargo máximo de la diplomacia estadunidenses debido a que varias inversiones de Exxon dependen de que Estados Unidos levante sanciones económicas impuestas a Rusia por su anexión de Crimea.

 

En ese sentido, algunos consideran que la nominación de Tillerson apunta al interés de Trump de expandir las inversiones de las corporaciones estadunidenses en el mundo a costa tanto de los principios de la diplomacia como del combate al cambio climático y la defensa del medio ambiente.

 

El Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), un organismo internacional con más de dos millones de miembros, indicó que dejar la política global de Estados Unidos en manos de la mayor petrolera privada del mundo “es un error épico”.

 

“Esta industria ha estado cerca del centro de más conflictos que ninguna otra en la historia moderna, y nombrar a un jefe petrolero como el principal diplomático de la nación manda el mensaje equivocado al país y al exterior”, opinó Rhea Suh, presidenta de NRDC.

 

Por su parte, el senador demócrata Bernie Sanders consideró que no sólo es problemática la relación de Tillerson con Putin, a quien describió como “un líder autoritario”, sino el hecho de que el ejecutivo provenga de una industria tan peligrosa para el medio ambiente como la de los combustibles fósiles.

 

“Trump está dejando bien claro que las ganancias de corto plazo de la industria de los combustibles fósiles son más importantes que el cambio climático y que el futuro del planeta. Es muy triste y muy peligroso”, señaló Sanders.

 

En tanto, el organismo de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) asentó que como líder de Exxon, Tillerson se alió con “gobiernos abusivo y ricos en petróleo” como Guinea Ecuatorial y Angola, y que a menudo fue hostil a las leyes de transparencia de Estados Unidos.

 

HRW también mostró su preocupación respecto a John Bolton, ex embajador de Estados Unidos ante la ONU y quien aparentemente será nominado como subsecretario de Estado, por su largo historial de oposición al marco legal internacional y a las leyes de derechos humanos.

 

Sarah Margon, directora en Washington de HRW, apuntó que Trump propuso de manera repetida políticas que violarían los derechos humanos básicos, por lo que Tillerson tendría que aclarar de qué manera él respetaría las obligaciones legales internacionales de Estados Unidos.

 

Tillerson debe explicar cómo respetará las obligaciones legales de Estados Unidos, “en particular al comprometerse de manera enérgica con una agenda de política internacional que promueva el respecto por los derechos en el extranjero mediante mayor transparencia y medias anti-corrupción”, dijo Maron.

 

Además de críticas, el director de Exxon Mobil también ha sido aplaudido, aunque esencialmente por políticos republicanos. Las dos figuras públicas de mayor perfil en celebrar la nominación de Tillerson fueron Robert Gates, ex secretario de Defensa, y Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado.

 

El diario The Washington Post reveló que tanto Gates como Rice, quienes dirigen una consultoría política, propusieron a Tillerson ante Trump, y que Exxon Mobil es uno de los clientes del despacho que ambos encabezan.