EDGARTOWN, Massachusetts. El presidente Barack Obama interrumpió sus vacaciones en Martha’s Vineyard para regresar a Washington y reunirse con el vicepresidente Joe Biden y otros asesores.

 

La Casa Blanca no reveló cuál era la urgencia para necesitar la presencia de Obama en la reunión.

 

Parte de la decisión parecía dirigida a contrarrestar las críticas de que pasaba dos semanas de vacaciones en medio de tantas crisis.

 

De todos modos dichas crisis internacionales y nacionales hicieron que fueran hasta ahora unas vacaciones de trabajo. El mandatario informó públicamente sobre las acciones militares estadunidenses en Irak y comentó sobre la situación en Ferguson, Missouri. Instó a los líderes mundiales a debatir la situación tensa entre Ucrania y Rusia, como también entre Israel y Hamás.

 

“Pienso que es justo decir que hay, por supuesto, situaciones complicadas en el mundo, y por eso han visto al presidente mantenerse activo”, dijo el vocero de la Casa Blanca Eric Schultz.

 

Obama planeaba viajar a Washington ayer por la noche y regresar el martes a Martha’s Vineyard para quedarse hasta el fin de semana.

 

Pese a que el trabajo ha ocupado gran parte de la primera semana de vacaciones, Obama pudo jugar golf, ir a la playa con su familia y cenar en la isla.

 

También asistió a una fiesta de cumpleaños de la esposa del asesor demócrata Vernon Jordan, donde se encontró con el expresidente Bill Clinton y la ex secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton.

 

Justo cuando Obama llegaba días atrás a Martha’s Vineyard, se publicó una entrevista con Hillary Clinton donde formuló algunas de sus críticas más enérgicas a la política exterior de Obama.

 

La ex primera dama y posible candidata presidencial en 2016 prometió que todo se arreglaría con un abrazo cuando se encontrasen en la fiesta de Jordan. Como no se admitió el ingreso de la prensa, no se sabe si hubo abrazos o no. Pero la Casa Blanca dijo que el presidente bailó casi todas las piezas.

 

El problema que surgió en Missouri es el que, domésticamente, le demanda más atención a Obama. Presionado durante días para hablar públicamente sobre el asesinato del joven negro Michael Brown por los disparos de un policía en Ferguson, Obama ofreció el jueves un discurso particularmente cauto, que llamaba a la calma en las calles y obviaba toda referencia al contexto racial del incidente.