Es cierto. El crédito bancario es un factor de impulso al crecimiento de la economía y México ha carecido de ese factor en las últimas décadas.

 

Así que cuando se buscan las barreras que han limitado el crecimiento económico del país, aparece la falta de crédito bancario como uno de esos factores limitantes.

 

Pero hay que tener cuidado con las expectativas que se forman. De tanto repetir que se requiere más crédito, se puede llegar a pensar que una vez que se abra la llave del crédito, las empresas y la economía comenzarán a crecer como crece la hierba cuando llueve. No es en automático.

 

Sólo hay que recordar lo que pasó en los últimos cinco años con el crédito hipotecario. Se abrió la llave del crédito desde el sector público y desde el sector financiero privado a manos llenas, y si bien muchas familias mexicanas tienen hoy una casa, también hay miles de casas abandonadas, decenas de empresas hipotecarias y desarrolladoras de viviendas quebradas, y una elevada cartera hipotecaria vencida.

 

Esa amarga y costosa experiencia no debe repetirse.

 

Preocupa en particular que se insista tanto en la idea de que un abundante flujo de crédito bancario hacia las pequeñas y medianas empresas las hará crecer automáticamente. Claro que las llamadas Pymes necesitan crédito, pero no sólo eso.

 

Hay un par de datos que publicó en febrero pasado el Banco de México y que son muy ilustrativos de esta realidad. En la encuesta Evolución del financiamiento a las empresas durante el trimestre octubre-diciembre de 2012, las Pymes señalan como principales razones para no pedir o recibir un crédito bancario a las siguientes: 53.1% a la situación económica, 45.5% a las tasas de interés cobradas y 43.3% a la situación de la empresa.  Es decir, dos de las tres mayores razones para que las Pymes no pidan créditos a la banca no tienen que ver con las características del crédito, sino a factores relativos a su negocio: ya sea al entorno económico del negocio o a la propia situación de su pequeña empresa.

 

Evidentemente que estos factores no serán resueltos simplemente abriendo la llave del crédito bancario, sino que tienen que ver con la marcha general de la economía y de su negocio; esto es, con la demanda en sus mercados, con una competencia más pareja en los mercados en los que participa, con los costos de producción, con la capacidad gerencial para conducir el negocio, etcétera.

 

Y hay otro dato complementario en la encuesta que refuerza esta percepción y que tiene que ver con el uso que le dan al crédito bancario aquellas Pymes que lo obtuvieron. De las Pymes, 72% usa el crédito bancario para capital de trabajo (pagar sueldos e insumos), 5.5% para pagar deudas, y sólo 12.3% para inversiones. Evidentemente que cuando una Pyme le pide crédito al banco (sólo 29.4% planeaba hacerlo en el primer trimestre de este año) lo hace, fundamentalmente, para sobrevivir, no para crecer.

 

Me temo que el mayor problema que enfrentan las miles de Pymes que hay en el país, no es la falta de crédito bancario. Efectivamente lo requieren, pero por sus respuestas, su mayor problema es de otro orden.

 

Hasta ahora no hemos visto un programa integral, efectivo y audaz que atienda esta problemática que está en el corazón de la economía. Veremos de qué está hecho el recién creado Instituto del Emprendedor.

 

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