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La Ciudad de México y la Zona Metropolitana necesitan de nuevas fuentes de agua, pues la última abierta data de hace más de 30 años (el Sistema Cutzamala) y, ante el crecimiento de la demanda del líquido, las autoridades intensifican la búsqueda hídrica a más de dos kilómetros de profundidad.

 
Así lo reconoció Ramón Aguirre Díaz, director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), quien informó que actualmente se perfora un cuarto pozo profundo en Canal de Chalco (entre los límites de Iztapalapa y Xochimilco).

 
Hasta ahora se han perforado tres pozos profundos experimentales: San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa, y dos dentro de la Ciudad Deportiva, en Iztacalco. El proyectado en Canal de Chalco se prevé que esté terminado en agosto próximo.

 
Por ejemplo, Aguirre Díaz aseguró que el pozo de San Lorenzo Tezonco, pese a que siguen las investigaciones para determinar el potencial del acuífero (ubicado a dos kilómetros de profundidad) aporta a la red urbana de Iztapalapa 120 litros por segundo. “Es un pozo potente, pero nos llevará varios meses estudiar su comportamiento y saber si tiene gran capacidad de agua”, señaló.

 

 

Gas, antes que agua
Sin embargo, los pozos ubicados en Ciudad Deportiva, agregó, hasta ahora sólo han emitido vapor de agua con mucha presión; de hecho, se analiza junto con la Comisión Federal de Electricidad si es posible generar energía eléctrica con él, aunque no se descarta que una vez que se libere el vapor salga el líquido.
Los pozos son necesarios, señaló, debido a que “estamos buscando nuevas fuentes de agua, pues no va a ser fácil traer el líquido de otras fuentes externas, como es el caso del río Tecolutla (Puebla-Veracruz), pues hasta que no se ponga el último tubo no hay agua. Son obras hidráulicas de gran magnitud que, hasta que se termine toda la red, entonces sí hablamos de que nos llegará agua”.

 
“En tanto, con los pozos profundos, que ahora se perforan en dos o tres meses, estamos manejando la hipótesis de que tendrán agua y cada año podemos seguir abriendo más. La ventaja de este proyecto es que nos brindará resultados a corto plazo”, explicó.

 
El titular del Sacmex expuso que mientras se perforan los pozos profundos, también hace falta atacar el problema de las fugas de agua en las redes, ya que se estima que se pierde el 40% del líquido en su viaje por las tuberías.

 
“Tenemos estudios que nos indican que el problema lo podemos subsanar con obras transexenales. Es decir, si queremos cambiar todas las tuberías de abasto de agua en 25 años, necesitaremos invertir cada año, durante ese lapso, 10 mil millones de pesos. Si lo queremos hacer a 40 años, entonces debemos destinar recursos anuales por seis mil millones de pesos”, detalló.

 
Aguirre Díaz indicó que se requiere de mucha voluntad política para impulsar un plan de largo plazo, ya que se trata de obras muy costosas y que no lucen para conseguir votos en épocas electorales.
Este año, el Sacmex manejó un presupuesto de tres mil millones de pesos, con los cuales, aseguró Aguirre, es imposible atacar a fondo el problema de las fugas de agua.

 

Abasto, la prioridad
Abundó que un factor a tomar en cuenta es el de “la población, que sigue creciendo (de acuerdo con datos del Inegi, de 2014, la Ciudad de México y la zona metropolitana tienen 21.01 millones de habitantes), y con ello la demanda de agua. Por eso, en el orden de prioridades se requieren nuevas fuentes de abasto, modernizar la infraestructura hidráulica, así como potenciar proyectos de sustentabilidad como la captación de agua de lluvia, tratamiento de aguas residuales y la recarga artificial del acuífero”.
Desde hace más de tres décadas, añadió, no se tiene una nueva fuente de abasto de agua, pues la última fue el Sistema Lerma-Cutzamala, que abastece casi 30% del agua que consume la población metropolitana.

 
Cabe señalar que el Sistema Cutzamala (que se empezó a construir en 1976 y que cuenta con tres etapas de obras, la última en 1993) recibe agua de ríos de lugares como Michoacán y el Estado de México, y cuenta con siete presas.
Tanto esta agua externa como la subterránea se encuentran vulnerables ante la sobreexplotación, el derroche y las fugas.
“No podemos aún determinar cuándo se acabará el agua del acuífero que nos brinda hasta ahora el abasto (de donde proviene 70% del abasto total), pero hay que reconocer que sí se le está extrayendo mucho líquido y ésta es una señal de que posiblemente en 30 o 40 años se agote”, expuso.
El funcionario también reconoció que, a la fecha, en la CDMX cerca de 500 mil habitantes reciben el agua por tandeo dos o tres veces por semana; sin embargo, aseguró que pese a que el problema es fuerte, no representa un caso de severa crisis de desabasto.

 

 

Frase
“Los municipios del Estado de México tienen problemas más graves de desabasto que la Ciudad de México, y ahora, en las campañas electorales por la gubernatura, ningún candidato habló del tema”
Ramón Aguirre
Director del Sacmex