El espacio que por 42 años fungió como el mercado popular “16 de Septiembre”, en el corazón de la capital mexiquense, hoy luce como uno de sus sitios turísticos más atractivos, el Cosmovitral Jardín Botánico de la ciudad de Toluca.

 

No es el único cambio, este espacio de tres mil 500 metros cuadrados alberga una de las obras de arte más grandes del país, pues su interior está majestuosamente resguardado por 71 vitrales que hablan sobre la dualidad del hombre y el cosmos.

 

 

Entre las 12:00 y las 13:00 horas, las imágenes dan lugar a un espectáculo en el que cientos de gotitas y destellos de colores bañan las 400 especies de plantas y árboles frutales protegidos en este lugar.

 

Esta combinación de belleza natural y artística cautiva a los visitantes, quienes recorren los pasillos de los diversos ecosistemas con los sentidos dilatados, el sonido del agua del pequeño lago y las fuentes que anestesia y la música de fondo que transporta a los turistas a un sitio de paz y tranquilidad.

 

Pero no siempre fue así. Esta construcción de estilo art nouveau, ordenada a inicios de 1909, comenzó siendo el centro de comercio de los toluqueños.

 

Llevaba por nombre “Mercado 16 de Septiembre” (en homenaje al centenario de la Independencia), y fue el escenario del bullicio y el ajetreo propio de la comercialización popular, una combinación de olores y sonidos que excitaban el humor tanto de comensal como del transeúnte.

 

Por eso, adentrarse a este espacio es conocer el antagonismo inherente a su concepción.

 

Hoy, esa oposición se refleja en sus vitrales, en donde se observan ilustraciones de búhos, representación de la noche, y águilas, representaciones del día; imágenes para evocar el bien y el mal, el conocimiento y la ignorancia, la luz y la oscuridad.

 

“Luego del cierre del mercado, en 1975, el creador del Cosmovitral, el mexiquense Leopoldo Flores, tardó dos años en idear y recrear este concepto de dualidad”, aseguró Eduardo Reyes Pisa, del Departamento de Promoción Turística de Toluca.

 

El artista, explicó, fue ayudado por 60 artesanos que cortaron y colocaron 500 mil piezas de vidrio de 28 colores diferentes traídos de Europa y Asia, y armaron estas piezas de acuerdo a los planos desarrollados por Leopoldo Flores.

 

“Sólo para armarlo se tardaron dos años. Es como un gran rompecabezas: ir cortando cada pieza de vidrio e irla uniendo a una estructura metálica implicó un gran trabajo de equipo y minuciosidad para ir armando este gran vitral”, comenta el guía.

 

Y continúa. “Si te das cuenta, del lado sur predominan las imágenes con más luz, de águilas y hombre sin rostro; mientras que del lado norte resaltan las imágenes más oscuras. Así es como el artista designó esta dualidad del bien y el mal. Todo esto es un conjunto que desarrolla la idea del hombre en el cosmos”.

 

Lo paradójico es que, a pesar de que las imágenes de la dualidad son visibles desde cualquier punto del Jardín Botánico, el visitante en ningún momento se siente entre una lucha de contrarios.

 

“Aquí se vienen a retratar las personas cuando se casan o las chavas para sus 15 años porque, como es un lugar muy vistoso y agradable, prefieren retratarse aquí”, comentó José Ángel Rodríguez Flores, director de Promoción Turística.

 

La escena más conocida de este edificio es la de El Hombre Sol, ubicada en la parte occidental del conjunto.

 

Durante las tardes de los equinoccios de primavera y otoño, este hombre en llamas deja ver su espectáculo particular al iluminar todo el recuadro en tonos rojos, naranjas y amarillos, como si ardiera sin quemarse.

 

En 2015, el gobierno estatal ordenó su remodelación, para la cual se destinaron cerca de 32 millones de pesos. Por tal motivo, el Jardín Botánico estuvo cerrado por cerca de un año. Abrió sus puertas nuevamente en diciembre de 2015.

 

“Antes había más plantas, pero ahora, con la remodelación, trajeron otras especies, hasta plantas medicinales y árboles frutales que antes no había. Obviamente otras plantas sí se resguardaron”, dice Rodríguez Flores.

 

Entre las plantas que se conservaron se encuentra el Árbol de Manitas, especie endémica del estado, llamada así por su flor de cinco pétalos en forma de mano.

 

“Es una especie muy rara y difícil de reproducir. Aquí en Toluca sólo se conocen cuatro ejemplares, uno de ellos es el del Jardín Botánico, lamentablemente nunca ha dado flores”, asegura el director de Promoción Turística.

 

Hoy el Cosmovitral Jardín Botánico cuenta con al menos 10 maquetas de ecosistemas diferentes que son visitadas por cerca de 350 mil personas al año.

 

jram