La Cumbre del Clima de Lima entró este viernes en un punto muerto luego de cumplirse las dos horas que se dieron de plazo los líderes mundiales para armonizar un borrador de texto, que sirva de acuerdo final sobre la lucha contra el cambio climático, que deberá aprobarse el próximo año en París para sustituir al protocolo de Kioto a partir de 2020.

 

Uno de los delegados manifestó poco optimismo de que haya un acuerdo en las próximas horas.

 

La llamada COP20, vigésima conferencia de las partes del convenio de cambio climático de las Naciones Unidas, llegó al día final de su calendario oficial el viernes, pero a la hora de su clausura no sólo no se tenía un acuerdo sino que aún había una larga lista de oradores.

 

Manuel Pulgar-Vidal, ministro del ambiente de Perú y presidente de la COP20, dio entonces dos horas de plazo para que se pronunciaran los discursos, que habían sido la norma en los 12 días previos de la conferencia, y comisionó a ministros de Noruega y Singapur para reactivar el diálogo mediante contactos, también de dos horas, con los delegados.

 

“Necesitamos más tiempo”, dijo Pulgar-Vidal al abrir la sesión plenaria vespertina. “Deseamos crear un proceso que permita a todas las partes expresar sus posiciones”.

 

Para facilitar la discusión, Pulgar Vidal separó a los observadores de las delegaciones a fin de permitir a los delegados jefes realizar contactos más directos en busca de coincidencias para salvar la reunión.

 

Esta no es la primera vez que las negociaciones para un acuerdo climático se prolongan hasta el fin de semana. En la COP19 de Varsovia ya ocurrió.

 

Mormodu A. Bah, del ministerio de desarrollo de Sierra Leona, uno de los pocos delegados que aún estaban en la sede de la conferencia en la noche dijo que “no estoy muy optimista como para esperar un gran anuncio” en las próximas horas.

 

Sin embargo, declaró que el bloque de naciones africanas, que ha venido trabajando dentro del Grupo de los 77 + China, está dispuesto a cooperar para hacer realidad el deseo de Perú, el país anfitrión, de tener un texto borrador que facilite las negociaciones de París de un nuevo acuerdo climático global.

 

Pulgar-Vidal horas antes había informado ante el pleno sobre los avances de la negociación del documento, y manifestó su confianza de que las reuniones concluyeran hoy.

 

Sin embargo, reconoció que las “cuestiones financieras todavía siguen en el aire”, por lo que instó a los países a seguir destrabando el tema.

 

La Declaración de Lima debe contemplar nuevos compromisos de reducción de gases de efecto invernadero y más garantías de financiamiento para acciones de reducción y adaptación al cambio climático.

 

Los países reunidos en Perú intentan tomar una decisión que impulse la negociación en París 2015, pero las intensas negociaciones se estancaron y se prolongarán en las próximas horas, por el tema del dinero que financie estas acciones, lo que más fricción genera entre los países más ricos y contaminantes y los países en vías de desarrollo.

 

Entre otros puntos espinosos está el tipo de información que deben presentar los países en sus contribuciones sobre reducción de emisiones de gases invernadero para que estas metas puedan ser cuantificables y comparables y las ayudas que deben concederse a los países pobres y en desarrollo para hacer frente a los efectos del cambio climático.

 

En una rueda de prensa, la ministra alemana del Medio Ambiente, Barbara Hendricks, adelantó que el acuerdo de Lima contiene “progresos considerables” y “será un buen punto de partida” para desarrollar el acuerdo de la COP21 de 2015 en París, pero lamentó que aún no haya consenso en darle naturaleza vinculante ni tampoco en la financiación de acciones ante el cambio climático.

 

Si fracasa la reunión en Lima, no sería la primera vez que ocurre. En la COP15, en Copehangue, el diálogo fracasó por desacuerdos sobre varios temas.

 

El pacto de París debe facilitar acciones en el mundo para que la temperatura global no se incremente en más de 2 grados centígrados (3.6 Fahrenheit) hacia 2050. Los países deben adecuarse y empezar a actuar en 2020. (Con información de AP y EFE)