Igual que en México, en Estados Unidos hay conflicto postelectoral desde antes de que inicien oficialmente la jornada electoral.

 

Tanto demócratas como republicanos ya anunciaron acciones legales contra presuntos hechos irregulares ocurridos en la contienda presidencial entre el demócrata Barack Obama y el republicano Mitt Romney.

 

La situación se agrava porque la mayoría de estas irregularidades se han dado en los llamados “swing states” que, por la cantidad de votos electorales que aportan y su condición de indecisos, definirán esta elección.

 

En Ohio, por ejemplo, se desató un debate debido a las boletas usadas para el “voto anticipado”: en EU se permite sufragar por adelantado, debido a que las elecciones presidenciales se realizan en martes, lo que complica la afluencia de votantes. Pero esas “boletas previas” se revisan sólo hasta el día de la elección. Si en ese momento se encuentra un error, la boleta se descarta. Y, en Ohio, un juez determinó que es responsabilidad del ciudadano —y no del trabajador electoral— identificar correctamente la boleta, en contraposición a un acuerdo previo.

 

En Florida, el otro swing state más importante, se pidió ampliar el horario de determinadas casillas de votación previa, porque la legislatura estatal, controlada por los republicanos, recortó el periodo de recepción de sufragios: de 14 a sólo ocho días.

 

En Iowa, los republicanos acusaron que los demócratas han animado a los ancianos a rellenar boletas a nombre de sus familiares, mientras que en Georgia se han reportado restricciones para la votación anticipada.

 

En los estados clave, tanto Barack Obama como Mitt Romney han concentrado sus esfuerzos, y previsiblemente la votación está cerrada: la encuestadora Rasmussen pronostica un 49% de apoyo para Romney (que sólo significa 206 votos electorales), y a Obama le da 48% (pero, por el peculiar sistema estadunidenses, esto le da 237 votos electorales). Para ganar, un candidato requiere 270 votos.

 

Paralelamente, en diversos estados se votarán 176 modificaciones legales, que agregan confusión a los votantes.

 

Por esto, en los 50 estados de EU, demócratas y republicanos desplegaron un ejército de abogados para defender sus sufragios.

 

Y el conflicto electoral no es sólo a escala partidista: Rasmussen asienta que uno de cada cuatro estadunidenses (27%) menciona que las elecciones dañaron sus relaciones con amigos o familiares.

 

Ayer, Obama visitó en su último día de campaña Wisconsin, Ohio y Iowa. Apeló a la confianza, al espíritu de unidad y al “progreso” conseguido en su mandato para pedir la relección: “Caemos y nos levantamos como una sola nación y una sola persona”.

 

Romney viajó a Florida, Virginia, Ohio y Nuevo Hampshire. El republicano se comprometió a representar “a toda la nación” si gana las elecciones de este martes y dijo que es momento de “empezar a construir un nuevo futuro”. Redacción