“Sabes si estás en el camino correcto cuando a cada paso sientas la alegría de vivir” – Alejandro Jodorowsky

 

¿Confías en las señales que te envía tu cuerpo para tomar decisiones? ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo confiar en lo que sentimos? Si permitimos que nuestro cuerpo se exprese y aprendemos a confiar en él y a escucharlo, rara vez fallará en darnos las respuestas correctas para tomar decisiones en nuestra vida; algunas de ellas pueden ser importantes, que nos guíen y nos abran caminos nuevos. Si estamos abiertos a darle crédito a las señales de nuestro cuerpo, es muy posible que obtengamos información genuina, valiosa y sensible que nos puede orientar para tomar alguna opción o alternativa que sea conveniente y adecuada para nosotros.

 

Si confiamos en lo que nuestro interior siente y percibe del mundo, y vamos desarrollando nuestra intuición, es muy factible que el camino decidido sea el óptimo para nosotros. Cuando confiamos en nuestra intuición y tomamos alguna decisión, y ésta es la adecuada, nuestro cuerpo se siente tranquilo, en paz, sereno; en lo profundo nuestro cuerpo sabe cuándo una decisión es correcta o incorrecta.

 

Es común que las personas confíen más en la mente que analiza, juzga y califica, ya que así aprendimos. Normalmente  no permitimos que el cuerpo nos hable y se manifieste con lo que percibe y siente, ya que fuimos entrenados a bloquear nuestras emociones y sensaciones; sin embargo, si nos damos el chance de abrirnos a ellas podemos tener un cúmulo mayor de información del mundo para poder decidir, no sólo con lo que nuestra mente dice, sino con la ayuda y apoyo de nuestras sensaciones, que difícilmente se equivocan pues esta apertura a ellas puede ir desarrollando más y más la intuición, que no sólo es femenina, también los hombres la tienen, soóo hay que poner atención en lo que sentimos.

 

Si utilizamos todos esos recursos es posible que nos equivoquemos menos al tomar decisiones. Si las señales que nos envía el cuerpo frente a alguna situación particular nos hacen sentir incómodos, inseguros o molestos, generalmente es porque lo que estamos experimentando no es adecuado o  la decisión que estamos tomando no es la saludable. Y si es así,  se encienden las alertas de nuestro cuerpo y es importante hacerles caso y no ir por ese camino.

 

Aprender a permitir que nuestro cuerpo sienta va a ir desbloqueando nuestra sensibilidad y va a abrir las antenas que tenemos para percibir al mundo, que nos envían información sumamente valiosa para poder caminar más confiados y tomar decisiones con mayor certeza.

 

El cuerpo es sabio y habla. El asunto aquí es saber escucharlo y validar aquello que nos manifiesta; nada nos puede dar mejor información que nuestras sensaciones corporales unidas, la intuición y la mente, así es más factible que las decisiones que tomemos estén mejor calibradas y sean más adaptativas.