Desde la semana pasada se ha hablado de la inseguridad que sufrimos en la Ciudad de México. Hace unos días, el lunes 26 de septiembre, se hizo viral en redes sociales un video que mostraba como dos automovilistas fueron asaltados al mismo tiempo en Paseo de la Reforma y Anillo Periférico, a la altura de la Fuente de Pemex.

 

Si es una tristeza que suceda, más triste es que haya automovilistas mucho más alertas de lo que esté sucediendo a su alrededor que los policías, que son, en teoría, los vigías de la ciudad. El colmo de todo es que hacer lo que hicieron esos conductores –grabar el momento mientras estaban al volante– ¡es infracción! Pero bueno, sobra decir que tampoco había ahí ningún policía para infraccionarlos a ellos tampoco.

 

O sea que es la tierra de nadie. No es novedad, no impacta, pero sí entristece.

 

Y esta semana otra vez la misma historia. Un asalto a un automovilista fue grabado por otro conductor en Periférico, a la altura de la Avenida Toluca, en la capital del país.

 

El mensaje queda: cada mañana salimos a la buena de Dios en una ciudad llena de cámaras, llena de policías, llena de ratas, y lo único que funciona en este trío son estas últimas, porque los policías están solo para detenernos cuando cometemos infracciones menores, no para defendernos. Ellos están para hacernos las cosas más difíciles a nosotros que, al parecer, salimos a rifárnosla cada día y a nuestra suerte.

 

Las cámaras están, graban, pero… ¿y? Los conductores hacemos lo nuestro, alzamos la voz… ¿y? Toca cuidarnos entre todos sólo por humanidad, pues las personas a las que se les paga por cuidarnos están en Insurgentes esperando a que alguien de una vuelta prohibida para morderlo, ni siquiera para infraccionarlo. Fuera de eso, todo bien. Lo bueno es que tenemos salud, porque de seguridad mejor ni hablamos.

 

@maca_online