Durante las últimas semanas y posterior a que el Banxico decidió subir la tasa de interés en 25 puntos base en mayo pasado, por los riesgos inflacionarios que prevalecen, la curva de tasas de interés en México ha mostrado una presión importante en la parte corta que consideramos hasta un año y en menor medida en plazos de cinco años en adelante.

 

La situación que vemos preocupante de corto plazo es que el día de ayer en la subasta extraordinaria de valores gubernamentales, la tasa ponderada a 357 días fue de 7.40%, cuando el bono M24 que representa a siete años está pagando niveles inferiores a 7.30%.

 

En ese sentido, ¿qué conviene bajo las condiciones actuales? Invertir a un año a 7.40% o a siete años a 7.28% en un momento donde sabemos que el Banxico buscará cuidar el “spread” entre las tasas de interés de México y Estados Unidos, y en ese caso, la Fed muy probablemente subirá sus tasas de interés en junio 25 puntos y alguna más entre septiembre y diciembre.

 

Esto implica que el Banxico podría aún subir la tasa de interés otros 25 ó 50 puntos base en lo que resta de 2017, mientras la brecha inflacionaria no ceda.

 

El fondeo diario opera cerca de 6.75% marcado como nivel de tasa de referencia. Vemos que muy pocos fondos de deuda están logrando pagar un rendimiento “neto” superior a este nivel y, por lo tanto, ¿por qué tener el dinero en fondos de deuda si a un día logra tener rendimientos sin riesgo? Este comentario va más hacia las tesorerías, cuyo excedente muchas veces lo tienen invertido en fondos de corto plazo.

 

En lo que respecta al peso mexicano, concluyó mayo y en el año acumula una apreciación de 10.2% para situarse en 18.65. Vemos que prevalecen movimientos con cierta estabilidad, a pesar de las presiones sobre eventos políticos tanto en nuestro país, que estamos a unos días de las elecciones en el Estado de México, Nayarit y Coahuila, como en la parte internacional con la presión derivada de Donald Trump y su relación con Rusia y en Brasil por la investigación que se sigue al presidente Temer.

 

Consideramos que entre mayo y septiembre existe un ciclo sensible para el peso y podría darse por momentos alguna presión al alza. Por ello seguimos observando en el mercado interbancario, un probable rango de actuación entre 18.46-18.20 en la parte baja y 18.90 a 19.30 en la parte superior.

 

Con respecto al mercado accionario, en mayo perdió 0.96%, y con ello, en lo que va de 2017, registra una plusvalía de 6.89% nominal y 19.02% medido en términos de dólares por el beneficio de la apreciación cambiaria. Será hasta mediados de julio próximo cuando empiecen a llegar los reportes al segundo trimestre del año. Vemos catalizadores limitados por el momento y más bien temas de globalización podrían incidir en su caso.

 

Así, consideramos que durante junio se mantendrá a la expectativa de los avances de reforma fiscal que busca la administración Trump, así como las decisiones de política monetaria de la Fed y el Banxico podrían marcar el escenario de las bolsas en Estados Unidos que, por lo general, en junio ceden terreno y en su caso pudiera afectar un poco el movimiento del mercado accionario mexicano. La divisa nacional podría mantener cierta estabilidad, pero sensible a riesgos de alza, mientras que las tasas de interés en la parte corta podrían seguir presionadas dentro del rango de 7.0 a 7.5%.

 

 

aarl