Y para acabar de deprimirnos: la imagen de uno de nuestros deportistas olímpicos en Río, con el uniforme parchado.

 

Toda una metáfora, la verdad, de lo que sucede en nuestro país. Esa fotografía –y las razones detrás de ella– revela mucho de lo que ocurre con las autoridades responsables del deporte y de tantísimas otras actividades.

 

De entrada: incuria y falta de profesionalismo.

 

¿Por qué Brendi Roque, quien obtuvo el quinto lugar en levantamiento de pesas, tuvo que utilizar un uniforme parchado y sin la bandera de México?

 

Ah, pues porque no le entregaron la indumentaria de su talla y tuvo que andar parchando las marcas que requería. Lo cuenta el propio deportista olímpico así:

 

“Me quitaron la oportunidad de portar los colores de la bandera de México y tener que competir con la vergüenza e incomodidad de estar parchando marcas de la indumentaria que necesito para competir (muñequeras, rodilleras, faja, calcetines y, por supuesto, la licra de competencia)”.

 

¿Es el único caso de un mexicano en esta situación? ¡No!

 

El boxeador Elías Emigdio –quien pasó a octavos de final tras vencer al mongolés Enkh-Amar Kharkhuu por 3-0 en peso mosca– también tuvo problemas con su uniforme.

 

Él lo mencionó incluso en su cuenta de Twitter antes de su debut en Río 2016, junto con la foto de su indumentaria: “Con algunos parchecitos por ahí, pero con trabajo y esfuerzo saldrán bien las cosas”.

 

Emigdio no explicó el porqué de los parchecitos. Y lo curioso fue que el tuit desapareció de su cuenta después de la pelea, según refieren las crónicas deportivas.

 

¿Qué dijo la Comisión Nacional del Deporte (Conade) al respecto?

 

Que lamentaba lo que les había ocurrido a Roque y a Emigdio, pero que los uniformes, ropa de entrenamiento, pants de viaje y otras prendas para los atletas “son responsabilidad absoluta” del Comité Olímpico Mexicano (COM).

 

Conflicto en las alturas.- La falta de medallas para la delegación mexicana tiene, dentro de sus razones de fondo, el conflicto que se vive entre las dos principales instancias del deporte: la Conade y el Comité Olímpico Mexicano.

 

“Es un divorcio y nosotros estamos en medio”, refirió a EFE la arquera mexicana Aída Román a su retorno a nuestro país, tras ser eliminada en la primera ronda del tiro con arco individual.

 

Huelga decir que subrayó la falta de un proyecto deportivo constante. Y sobre el trabajo del titular de la Conade, Alfredo Castillo, mencionó:

 

“No es alguien que esté inmerso en el deporte. Es muy difícil que alguien que no ha estado en el deporte pueda hacer una buena administración. Sí tuvimos algunos apoyos, pero a cuentagotas y desafortunadamente las federaciones, peleadas con unos y otros”.

 

Y ya de paso, criticó además que se prefiriera acreditar a personas “queridas” –en referencia a la “acompañante” de Castillo, quien tuvo acreditación oficial– en lugar de llevar a médicos o fisioterapeutas que ayudaran a los deportistas nacionales.

 

¿Qué decir de Castillo después de todo esto?

 

Lo menos que se le puede adjudicar es frivolidad y falta de sensibilidad.

 

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