El sonido y la pasión de los brasileños por el carnaval consiguieron colarse en algunas de las grandes multinacionales radicadas en Brasil de la mano del Mestre Adamastor, quien desde hace más de una década lleva la samba hasta el interior de las empresas como forma de motivación de los trabajadores.

 

El objetivo de la presencia de los sambistas al ritmo de los tambores, repiques, cajas y panderos no es amenizar las largas reuniones de trabajo de cientos de ejecutivos sino “promover un cambio en el comportamiento a través de la emoción”, explicó a Efe Adamastor.

 

“La actividad no es fiesta por fiesta, sino la transmisión del mensaje de superación y esfuerzo, sin perder la alegría. Hay que fortalecer la motivación para alcanzar los resultados”, agregó el músico minutos antes de comenzar su presentación ante 800 empleados de una multinacional del sector del automóvil.

 

Tras varias horas de conferencias en un hotel situado en el estado Sao Paulo, los cientos de trabajadores que asistían a una charla fueron sorprendidos cuando un grupo de samba entró en la sala de convenciones para relajar el ambiente y arrancar palmas, sonrisas e incluso algún movimiento de pie de los presentes.

 

Pero las música, en este caso, no fue sólo diversión. Más acostumbrados a las exigencias laborales que al movimiento de las caderas, los trabajadores tuvieron que asumir el reto de formar una escuela de samba en apenas 10 minutos.

 

Divididos en grupos de cinco, aprendieron a tocar en tiempo récord un instrumento, siguiendo las directrices de los músicos del “maestro”.

 

“El objetivo es hacerles ver que siempre es posible llegar a más. Las metas a veces son más agresivas y eso puede generar inseguridad. Todo es posible, también montar una escuela de samba en 10 minutos”, comentó Adamastor, quien ya ha trabajado con empresas como la petrolera brasileña Petrobras, Nestlé o Louis Vuitton.

 

Tras un pequeño intervalo de preparación en salas separadas, la plantilla al completo consiguió coordinar el sonido de todos los instrumentos y desfilar como una auténtica e improvisada escuela de samba.

 

“La samba para nuestro país significa alegría, amor, dedicación pasión… La gente se entrega de cuerpo y alma (…) Es una forma para traer a nuestro día a día pasión y amor”, dijo a Efe Alciones Montero, una de las gerentes de ventas de la compañía automovilística que vivió la experiencia.

 

Sólo en 2013 el Mestre Adamastor realizó 167 dinámicas de grupo con un total de 30.000 participantes de diversas empresas, mientras que en sus más de diez años de carrera el “maestro” ha llevado la samba y la motivación a cerca de 700 compañías.

 

El precio de las dinámicas puede variar de 4.000 reales (unos 1.790 dólares) a 100.000 reales (unos 44.780 dólares) dependiendo de la cantidad de personas y la capacidad económica de la empresa para asumir los costes.

 

Sin embargo, el propósito siempre es el mismo: trasladar la pasión, el trabajo en equipo y la superación desde las escuelas de samba hasta el interior de las empresas con el objetivo de que los trabajadores consigan “vibrara con cada resultado, y no solo con la meta final”.

 

“La diferencia entre una escuela de samba y una empresa, es que en la escuela las personas se sienten como en casa, se entregan voluntariamente. ¿Por qué no ocurre eso en las empresas si se paga a los trabajadores? Es necesario que se involucren, y eso es lo que buscamos”, aseguró.

 

Aunque de momento el “maestro” está centrado en las empresas, no descarta trasladar su técnica al mundo del deporte y la política.