El ambiente era de lo más relajado en el avión presidencial. Iban hacia Mazatlán, Sinaloa, donde Enrique Peña Nieto inauguraría –el lunes pasado– el Hospital Militar Regional.

 

Acompañaban al Presidente: el secretario de Salud, José Narro; el secretario de Agricultura (en su función de encargado del estado de Sinaloa), José Calzada; el coordinador de asesores del mexiquense, Carlos Pérez Verdía; y el ex vocero presidencial, David López.

 

Era cerca del mediodía. Anécdotas iban y venían, cuando de pronto Peña Nieto comentó:

 

-Acabo de ver una encuesta donde dicen que el mejor posicionado del PRI es el secretario de Salud…

 

(Se refería Peña a la encuesta publicada ese día por SDP Noticias, realizada por Sergio Zaragoza y Aldo Campuzano en Facebook, en la que aparecía Narro con gran ventaja: 29.4%, frente a un segundo lugar muy lejano: 13.6% para la canciller Claudia Ruiz Massieu; y un tercero, de 13.2%, para el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong).

 

Todos los ahí presentes sabían de la encuesta –desde temprano apareció en la síntesis que reciben–, pero a quien le tocaba contestar la alusión era ni más ni menos que al señalado.

 

Y así fue. El doctor Narro reviró con humor:

 

-¡Es que yo la mandé hacer!

 

Las carcajadas no se hicieron esperar.

 

Pero algo habrá quedado bailando en la mente del Presidente de la República que, al poco rato, cuando hablaban sobre las elecciones en Estados Unidos, el propio Peña se detuvo en el tema de la edad de quienes hoy pelean por la Presidencia en aquel país: Hillary Clinton (68 años) y de Donald Trump (70 ya cumplidos).

 

–Los dos están grandecitos ya…, andan por ahí de los 70 años –apuntaron.

 

Narro (de 67 años, al igual que David) la recibió en bandeja y, pa’ pronto, lanzó otra de sus frases:

 

–Entonces yo no estoy tan-tan… Si allá tienen 70, yo no estoy tan mal… ¡Todavía tengo chance!

 

Volvieron a extenderse las risas en la cabina del avión.

 

¿Alguna señal sobre 2018 o acerca de posibles cambios por venir en el gabinete?

 

¡Nada! ¡Ni pío! Se quedaron con las ganas de saber.

 

Insulso discurso de Ochoa.- Los priistas necesitan urgentemente una buena inyección de ánimo, pero nomás no se ve cómo.

 

Ayer, por ejemplo, la inauguración de la reunión plenaria de los diputados del PRI parecía un buen momento para alentar y emocionar a los tricolores.

 

Los diputados estaban más que dispuestos a escuchar y a seguir a su líder, el presidente de su partido, Enrique Ochoa Reza. Pero nomás no… El ex director de la Comisión Federal de Electricidad soltó un discurso de lo más simplón que no emocionó a nadie.

 

Vaya, ¡ni nota dio!, y eso que César Camacho le dejó todo el escenario para que se luciera.

 

¿Qué comentaron los propios diputados? Pues mejor se refirieron a otras cosas. Urgieron, por ejemplo, a que Ochoa nombre ya a su Comité Ejecutivo Nacional para que “tenga brazos en los que pueda delegar la chamba”; porque hasta ahorita es “puro rollo y rollo…”. ¡Y aburrido, por añadidura!

 

Gemas: obsequio del constitucionalista Diego Valadés: “Si se quiere recuperar algo de la gobernabilidad perdida, se debe sacar la sucesión presidencial del gabinete”.