Quien se dice víctima de una confabulación para bajarlo de las preferencias en las encuestas rumbo a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en 2018, es el jefe delegacional en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, pues considera que todas las acciones que llevan a cabo sus colaboradores se las quieren imputar, como en el caso de su aún director Jurídico, Pedro Pablo de Antuñano, quien fue sorprendido, el jueves pasado, en posesión de 600 mil pesos en efectivo.

 

Monreal considera que estos embates provienen de una facción de su antiguo partido, el PRD, que aún no se resigna por haber perdido la elección de 2015, pues durante muchos años en esa demarcación se establecieron cadenas institucionales de corrupción, y la lucha que ha emprendido su gobierno en contra de este flagelo es lo que tampoco le perdonan sus adversarios políticos.

 

Sin embargo, descarta que las autoridades de la capital, como el procurador de Justicia, el secretario de Seguridad Pública o el propio jefe de Gobierno sean parte de esta conjura, pues ellos siempre se han conducido de manera ejemplar y correcta; y en el caso particular de su colaborador, antes de condenarlo a priori, es necesario conocer la conclusión que arroje la investigación correspondiente.

 

El zacatecano no opina lo mismo del Sol Azteca, pero tampoco del PAN o del PRI, partidos que, a su consideración, tienen miedo de que llegue a la Jefatura de la ciudad dentro de dos años, y por eso se han empeñado en ensuciar su imagen magnificando sucesos y haciendo escándalo de cuanto ocurre con la conducta de alguno de los más de 10 mil trabajadores con que cuenta la delegación.

 

Es más, dice que es uno de los hombres más vigilados del país, y que incluso las líneas telefónicas de su oficina, así como las de su casa y de sus familiares se encuentran intervenidas, pues quieren aprovechar cualquier error, por mínimo que sea para poder vincularlo con algún hecho de corrupción, cosa que nunca va a suceder.

 

Lo cierto es que Ricardo Monreal no sólo se debería cuidar de los partidos de oposición, a los que considera sus rivales políticos, pues al interior de Morena también se cuecen habas. Bien lo dice ese refrán popular, que “cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde”.

 

PRI VS. SUS IMPRESENTABLES

 

Quienes deben estar más que aterrados son los gobernadores de Veracruz, Javier Duarte; y de Quintana Roo, Roberto Borge; así como los ex mandatarios de Nuevo León, Rodrigo Medina, y de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, sobre quienes pesan múltiples señalamientos de malos manejos de las finanzas públicas, pues nos dicen que, muy pronto, su propio partido, el PRI, podría darles un revés y dejarlos sin protección política para que la autoridad correspondiente, con pruebas sólidas y contundentes, los vincule a proceso… la pregunta no es ¿cuál de estos personajes caerá?, sino ¿quién será el primero?

 

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@JuanMDeAnda