Con su calificación crediticia a un escalón de caer en el grado especulativo y perder así la confianza de los inversionistas, el plan de negocios de Pemex para los próximos cinco años deberá enviar señales claras sobre “cómo” y en qué plazo concretará los instrumentos que le dio la reforma energética para garantizar su solvencia financiera.

 

Dicha reforma permite a la petrolera buscar alianzas con el sector privado para la extracción de petróleo, vender propiedades para obtener capital de trabajo o, bien, establecer asociaciones para desarrollar infraestructura. Sin embargo, a dos años de la promulgación, Pemex no ha concretado ninguno de estos instrumentos.

 

Para Ramsés Pech, analista de Caraiva y Asociados, la lentitud en la implementación de las alianzas se debe a que el Consejo de Administración de Pemex tarda demasiado en tomar las decisiones para concretar estas asociaciones.

 

Petróleos Mexicanos presentará este jueves su Plan de Negocios 2017-2021, mientras las calificadoras de riesgo crediticio más importantes del mundo tienen los ojos puestos en la solvencia económica de la empresa para desarrollar sus actividades y cumplir con el pago de su deuda.

 

El pasado 31 de marzo, Moody’s puso la calificación crediticia de Pemex en Ba1, apenas un escalón por arriba del “grado especulativo”, es decir, un peldaño antes de dejar de ser una empresa “confiable” para recibir préstamos.

 

Según la agencia, la reducción de la nota caída se debió a que la empresa tiene que recurrir a préstamos para invertir en el desarrollo de sus actividades, lo que podría desembocar en una crisis de deuda.

 

“El nombre del juego para Pemex es encontrar alianzas y desinvertir en lo que no sea rentable; debe tener su foco en la extracción y exploración de petróleo que es su actividad más rentable. Los demás negocios como elaboración de gasolinas o petroquímicos deben tender naturalmente a asociarse con privados o a desaparecer, salvo que sean estratégicos para el país”, dijo Alfredo Álvarez, especialista en energía de la consultora Ernst & Young (EY).

 

Este esquema permitiría a Pemex obtener capital para seguir con sus actividades sin recurrir a la deuda, pues su presupuesto sigue siendo estrecho.

 

Entre el presupuesto aprobado en 2015 y la propuesta de gasto para el año entrante, el recorte total a Pemex fue de 27.4%, pues pasó de tener 540 mil millones de pesos disponibles, a tan sólo 392 mil millones.