Durante la semana pasada se presentó ante los medios de comunicación a una banda de secuestradores exprés, que habían privado de la libertad a una mujer para arrebatarle un millón de pesos. Estos delincuentes se presentaron armados y con lujo de violencia. Finalmente, gracias a la intervención de la policía, fueron capturados y se logró que fueran sujetos a proceso. Adicional al evento delictivo es de llamar la atención que tres de ellos eran menores de edad. Uno de ellos fue vinculado a su participación en diversos eventos delictivos, particularmente de robo a cuentahabiente; en su modus operandi generaron violencia y usaron armas ilegales. Estos casos de alarma son los que contiene la policía de la Ciudad de México, los cuales requieren de un mayor nivel de atención.

 

 

 

Para nadie es desconocido que la violencia es el detonante de conductas anómalas, patológicas, irregulares y, obvio, de las criminales. La violencia genera cada vez más daños entre las personas. En la conducta criminal, el delincuente cada vez utiliza más la violencia como herramienta para generar temor entre sus víctimas; está, por ejemplo, la violencia moral y verbal que se ejerce en las llamadas de extorsiones telefónicas. El uso de las armas y su enarbolación son cotidianos para un asaltante, ya que con ello pretende alcanzar sus fines: someter a sus víctimas y desapoderarlas.

 

 
En este sentido, debemos analizar el porqué de las conductas delictivas, no sólo para contenderlas, sino para prevenirlas. Distintos factores generan conductas antisociales y desencadenan, en ocasiones, actos delincuenciales.

 

 

Tenemos que analizar los factores que desencadenan la delincuencia, la falta de valores en el sujeto delictivo, valores tales como: el respeto, la solidaridad social, la cultura de la legalidad, la pérdida de los valores familiares. Asimismo, debemos de entender también que existen otros factores detonantes como la ingesta de alcohol.

 

 

Para muchos no será omiso recordar un reciente evento en el que perdieron trágicamente la vida tres personas en un percance automovilístico a causa de la ingesta de alcohol, la manera indiscriminada en que se busca en algunos bares, antros y centros de diversión, así como algunos estadios de futbol y también en algunos conciertos, la venta de alcohol, sin pensar en los efectos que generan en nuestros jóvenes. Seguramente también conlleva a un tema de corresponsabilidad.

 

 

Adicionalmente existe otro factor: la influencia que hoy tienen muchos medios en donde exhiben, presentan y hacen apología de la cultura de lo ilegal, de la cultura de la delincuencia. Para cuántos no es desconocido encontrar en algunos programas de televisión la posibilidad de observar la apología hacia el narco, a la esposa del narco, a mujeres y hombres que a través de la delincuencia aparecen como exitosos en las imágenes que ellos presentan, nada más falaz, nada más mentiroso e irreal, pero que se presenta hacia los jóvenes.

 

 

En ese sentido, los padres también tienen responsabilidad en saber qué hacen los jóvenes cuando salen a altas horas de la noche; los padres también tenemos la responsabilidad de saber con quiénes hablan nuestros hijos, quiénes son sus amigos, qué consumen, en dónde. Es importante saber cómo nuestros chicos y niños de la familia se comunican, qué información obtienen. Para nadie es desconocido la escena en donde en una mesa familiar muchos de los jóvenes hoy sólo voltean a ver sus teléfonos celulares. Tenemos que revisar, estar pendientes de la información que accesa a ellos. Recordemos que también existe la ciberdelincuencia, que propicia entre los jóvenes el menoscabo de sus valores.

 

 
Es importante recordar que para una sociedad como la de la Ciudad de México, restablecer los valores y el tejido social es fundamental, acabar con los temas y factores posibles que desencadenan, generan y propician la generación de delincuentes, factores como es la violencia, el uso del arma de fuego, la apología del delito, la difusión de distintos espacios de comunicación, pero también sobre todo la supervisión de padres, de familiares en relación a nuestros jóvenes seguramente con base en ello favoreceremos nuevos modelos sociales de cultura de la legalidad de respeto entre las personas y obviamente generaremos una sociedad más justa y más legal.

 

 

Por ello es fundamental trabajar con modelos preventivos y de reacción; la policía seguirá trabajando para detener a cualquier delincuente, de cualquier naturaleza, de menor o mayor de edad. Sin embargo, lo importante es atender los factores causales que propician que algunos jóvenes, como el caso que hoy comentamos, generen y participen en la violencia. Cabe recordar los programas preventivos, las más de 120 Ferias de la Seguridad realizadas, las más de tres mil 940 armas recibidas en el Programa de Desarme Voluntario, los más de 800 participantes de chats de conversaciones ciudadanas y las ya más de 70 Estaciones de Policía. Particularmente este fin de semana se celebrarán en el Instituto de Formación Policial a los hijos de los policías, que son las nuevas y futuras generaciones, por quienes trabajamos; ellos, con orgullo e identidad institucional, serán parte de una ética de cambio.

 

 
La policía trabaja en defensa de la sociedad.