Seguramente muchos de los lectores, como yo, tenemos buenos recuerdos de Germán Dehesa, desde la frescura y acidez de su humor, hasta su capacidad para construir personajes en su vida cotidiana. Durante mil 892 colaboraciones se estuvo cuestionando ¿Qué tal durmió, Arturo Montiel? La última vez que lo hizo fue el 1 de septiembre de 2010. De haber continuado vivo, esta cuenta andaría por el tres mil. Montiel impune, y sumándole más de dos años sin permitir que sus hijos vean a su madre.

 

Arturo Montiel es uno de los símbolos de la corrupción mexicana de los últimos años. Lamentablemente somos una sociedad con demasiados símbolos de la corrupción. Andrés Granier o Elba Esther Gordillo entre los más publicitados recién, más los rumores de otros, más las obscenidades que constantemente vemos: Estela de Luz y Oceanografía, por citar algunos ejemplos.

 

No es la primera vez que ocurre, pero esta semana nos enteramos que la empresa Hewlett Packard sobornó en Petróleos Mexicanos para obtener contratos, no por una investigación local, sino por escándalos en el extranjero. Al final se demuestra la falta de instituciones en México.

 

Esta semana también, François Hollande, Presidente de la República Francesa, visitó México. El tema del “secuestro” de los hijos de Arturo Montiel y Maude Versini entró a medias en la agenda. Hubo esfuerzos de mexicanos y de aliados franceses de Versini por forzar a Hollande a que interviniera por su connacional. También hubo un esfuerzo de Hollande de no volver a contaminar la agenda México – Francia con un tema particular.

 

Con Nicolás Sarkozy, predecesor de Hollande, la relación entre ambos países fue un desastre. Siendo Cassez una secuestradora, Francia la defendió hasta lograr su liberación y repatriación por vicios durante su detención. Esos vicios, el montaje mediático de Genaro García Luna para detener a Cassez, tienen el mismo origen que el secuestro de los hijos de Versini por su propio padre: la corrupción.

 

Para México sería muy útil que Hollande abogara por su connacional con mayor ahínco, porque estaría tocando una de las fibras sensibles de la corrupción. Un tipo que acabó con propiedades lujosas en México y el extranjero que no eran justificables con su salario (ni siquiera tuvo la creatividad del presidente Enrique Peña Nieto de declararlas como “donaciones”). Nunca fue investigado porque la élite política mexiquense es solidaria. Desapareció del mapa, ciertamente, tal vez por petición de su sucesor, tal vez por voluntad propia.

 

Curiosamente la propia Maude Versini fue beneficiaria de la corrupción del mexicano, lo cual sin embargo no le quita el derecho a ver a sus hijos, ni mucho menos elimina el derecho de éstos a ver a su madre.

 

En enero de 2013, a los pocos días de iniciado el mandato de Enrique Peña Nieto, Florence Cassez fue liberada por la Suprema Corte, que encontró vicios en su detención. Existiendo la posibilidad de reponer el procedimiento, se optó por darlo por muerto. En teoría, una persona no

 

puede ser juzgada dos veces por el mismo delito; sin embargo, otorgándole el amparo, Cassez ya no estaba juzgada, el juicio se había anulado y podría iniciarse de nuevo con las pruebas que se tenían al momento de su detención. No ocurrió así, había que mejorar la relación con Francia.

 

No tengo claro que exista un proceso judicial contra los que montaron la escena mediática de detener a Florence Cassez en “flagrancia” unas horas después de que ya había sido detenida formalmente. Todas las miradas apuntan a García Luna, a quien ahora se le pueden atribuir, por ejemplo, casos de falsos positivos como Nazario Moreno, supuestamente muerto en 2010, y muerto “de nuevo” el 9 de marzo pasado.

 

De un lado, a los mexicanos nos queda la esperanza de que la justicia llegue algún día a Arturo Montiel, así sea por la intervención de Francia, lo mismo que a Genaro García Luna. Por otro, está marcado el abandono relativo que Francia hace de Maude Versini, frente a la férrea defensa de Florence Cassez.

 

La verdad, sin embargo, es que en materia de corrupción no tenemos cómo hacer nada si las cosas no inician en otro país. Sólo nos queda preguntarnos ¿Cómo durmió, Señor Montiel? Y en última instancia, aun cuando además de la corrupción y el secuestro de sus hijos pudiéramos atribuirle el asesinato impune del entrenador de Ping Pong, Mario Palacios Montarcé, supuesto amante de Versini, nuestro impotente Cómo durmió tiene como antídoto una medicina llamada Rivotrill.