A propósito de contaminación ambiental, la del aire sigue siendo muy preocupante. No obstante, las anunciadas nuevas normas más estrictas, y las modificaciones realizadas a los equipos, con tecnología más moderna, que volvería la revisión vehicular más adecuada para evitar, al máximo posible, mayor contaminación.

 

Sin duda, eso suena bien, al igual que el planteamiento del programa Hoy No Circula, incluso el doble, pero en la práctica todo eso se vuelve un tormento por la carencia de información oportuna y suficiente, no encriptada, ni sólo para iniciados, como es hoy en día, cuando únicamente entienden lo que significan las claves alfanuméricas de los “verificentros” y las “razones” por las que rechazan  arbitrariamente muchos autos, aun nuevos o recién revisados en agencias o en talleres mecánicos, sin mayor explicación. Además, porque esos “verificentros” siempre están muy ocupados, prueba de ello las largas filas o las esperas interminables en un teléfono para lograr una cita, que luego resultará en la no verificación, sin explicación alguna, o con un “aquí no damos explicaciones” a manera de respuesta.

 

Y el tormento volverá a empezar: si es una agencia de origen, tal vez nos ayuden a decodificar los numeritos de marras y, con buena suerte, nos orientarán sobre lo que hay que hacerle al automóvil, tal vez nada adicional, pero como los “verificentros” hoy son de contentillo, quizá pase la siguiente ocasión el auto. Ahora resulta que hay que hacer una doble “verificación” en la agencia o con un taller mecánico y luego en el “verificentro”, que si rechaza el auto y éste se lleva en el mismo mes, no habrá que pagar de nuevo; pero si es otro mes, se pagará otra vez y si, además, ocurre la mala suerte de estar cerca del término establecido para verificar, habrá que pagar la nueva verificación más la multa consabida. O sea, negocio redondo para los responsables correspondientes.

 

Y ¿la contaminación? ¡Bien, gracias! Y ¿la responsabilidad del gobierno? ¿Cuál, el del DF o el federal? Porque es un hecho que el Gobierno local dirá que el federal le está complicando la vida y que no es para nada su asunto. Por supuesto, los sufridos contribuyentes seguiremos pasando bilis y reclamándole al aire.

 

Pero, eso sí, la corrupción es más evidente, pues en la misma fila de espera se acercarán varias personas a ofrecer sus “servicios” para pasar la verificación sin problemas, como es costumbre, “por una corta feria”. También por fuera, no faltará quien diga que podemos tener el holograma pagando algo así como mil pesos, y sin mayores molestias. Y este suplicio se repetirá cada seis meses, salvo si se obtiene un holograma doble cero, o si se tiene la constancia de exento, que dan a vehículos originales de fábrica o híbridos, cuyos precios los hacen inaccesibles a la mayoría de las personas.

 

Según el Centro Mario Molina, la verificación vehicular no está funcionando, pues el sistema está rebasado por las prácticas de corrupción. Esto explica, en parte, que se esté observando un incremento en el número de vehículos que circulan diario, con alto nivel de emisiones. Dependiendo del modelo del auto, será el “brinco” solicitado para pasar la verificación, y que va desde 200 hasta mil pesos. Desde luego, no contamos los vehículos “oficiales” que “a ojos vistas” circulan echando humo y contaminando sin control.

 

Algunos datos interesantes: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada 10 personas en el mundo respiran aire de mala calidad; seis millones mueren cada año como consecuencia. Por ello, este problema debe ser una prioridad de gobierno en todas las ciudades afectadas, de manera muy especial la nuestra.

 

Otra vez, cabe llamar la atención de los “constituyentes” sobre un asunto de vital importancia, que no ha tenido una solución satisfactoria.