Definitivamente la disciplina que caracteriza a los japoneses se ha filtrado a ámbitos como la música. No es coincidencia que en los últimos años una oleada de propuestas musicales haya logrado ganar reconocimiento dentro y fuera del país del sol naciente, sentando así, nuevos exponentes.

 

Este es precisamente el caso de Cokiyu, quien nacida en Ehime (al noroeste de la región de Shikoku en Japón), ha logrado crear una mezcla de dream pop, música electrónica y ambient, aderezado con pequeños y minuciosos sonidos (labor que además de obsesiva resulta casi titánica). Bajo colaboraciones con proyectos como Aus, Eberg, Tsan y Autumnleaf, Cokiyu comenzó a presentarse en vivo en el año 2002 junto a otros de talla internacional como Dot Allison y AGF, pero no fue hasta 2007 que presentó su primer material solista.

 

Probablemente, uno de los elementos más destacados en su propuesta musical sea el uso de su voz como un componente que se fusiona con todos los sonidos que integran su propuesta, pese a que casi siempre la voz destaca de entre todos los demás sonidos. En el caso de Cokiyu, se fusiona generando un sonido que, además de etéreo, resulta entrañable.

 

Dulce, orgánica y gentil, Cokiyu levita entre un sinfín de influencias, las cuales se manifiestan como simples reminiscencias, lo cual convierte a su propuesta en una verdadera bocanada de aire fresco, un verdadero ejercicio de disección sonora que el escucha percibe sin ningún tipo de dificultad. Es inevitable pensar que la música de Cokiyu remite a un sueño en el que todos los sonidos generan una suerte de hipnosis, un estado mental que, además de intuitivo, resulta catártico.

 

 

Cercana a los tracks más dulces de Björk de Vespertine, Cokiyu ha gestado su propia identidad musical a partir de una construcción musical compleja y minuciosa (lo cual podría explicar sus estudios en musicología y sinología).

 

Con 4 materiales discográficos oficiales: Mirror Flake (flau, 2007), Your Thorn (flau,2011), Your Thorn Remixes (flau,2011) y Haku (flau,2013) parece que aún estamos a punto de presenciar lo mejor de Cokiyu.

 

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