Faltan menos de cuatro meses para que se renueve la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Será en noviembre cuando se decida si el señor Raúl Plascencia deja el cargo a otro Ombudsman o si permanece ahí… Mientras tanto la violación a los derechos humanos en México está a la vista… al portador:

 

En México era usual: El todo poder y toda decisión de justicia se hacía a mano. Digamos que lo legal existía, pero pasaba a segundo término: “¡Mátalos en caliente!” era un grito al mismo tiempo terrorífico como criminal y violatorio de los derechos humanos…

 

No era una novedad que muchas de las declaraciones de culpabilidad las obtenía la policía a detenidos mediante tortura. El famoso ‘pocito’, toques eléctricos en testículos, golpes en grado extremo ‘que no dejen huella’, amenazas… muerte…: “Se suicidó en su celda”…

 

El abuso de autoridad para hacerse de bienes ajenos era frecuente. La ley del poderoso imperaba. La ley de sus secuaces predominaba: unos cuantos humanos tenían derecho sobre la vida y patrimonio de muchos otros humanos: era el poder de la autoridad que recibía recursos y emolumentos del presupuesto nacional…

 

Violaciones a mujeres por parte de funcionarios, corrupción que daña a los derechos humanos de otros en su trabajo, en su patrimonio, en su familia: en su vida. Las libertades en riesgo.

 

Hacía falta la creación de una entidad que atendiera este retrato en sepia.

 

Un poco como con sentido de culpa, el 13 de febrero de 1989 nació la Dirección General de Derechos Humanos en la Secretaría de Gobernación.  El 28 de enero de 1992 mediante reforma constitucional (Art. 102-B) obtiene carácter de “agencia descentralizada”, con personalidad jurídica propia. El 13 de septiembre de 1999 se le otorgó autonomía presupuestal y de gestión, desvinculándose del Poder Ejecutivo mexicano.

 

Y tiene como objetivos recibir quejas sobre presuntas violaciones a los derechos humanos; conocer e investigar esas violaciones; formular recomendaciones públicas, denuncias y quejas ante las autoridades respectivas; buscar solución a los conflictos planteados… ‘Impulsar la observancia de los derechos humanos en el país y elaborar programas preventivos’…

 

Así que ya teníamos una Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Y hay una comisión por cada uno de los estados de la República, se supone.  De tal forma que visto así, ya estamos protegidos: ya nada ni nadie habría de abusar de esos nuestros derechos humanos y nada ni nadie podría ejercer autoridad de forma atrabiliaria y sin la ley en la mano… ¿Si?

 

¿Cuánto han cambiado esta actitud criminal y abusiva de autoridad frente a los humanos mexicanos? Acaso en nombre de evitar una de las famosas ‘recomendaciones’ haya, digamos, una especie de recato: pero las violaciones siguen ahí: están vigentes: nada, o casi nada se ha avanzado para evitar o disminuir el grado de descomposición social que lleva al abuso de los derechos humanos en otros…

 

Durante seis años ocurrieron 70 mil muertes. Miles de estos muertos eran gente que no tenía queveres con lo que se perseguía: el crimen organizado, el narcotráfico…  En el presente sexenio ocurren abusos de gobierno federal, estatal o municipal…

 

Las discordancias entre el Ejército Mexicano y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos son más que evidentes: cada uno por su lado: en lo suyo: ¿qué es lo suyo?

 

La CNDH pasa ya a ser parte del panorama nacional de las no soluciones a los derechos humanos. Sus recomendaciones no son una detente a la corrupción que impacta en la vida de otros; el estado de violación de género está ahí; los ajusticiamientos ocurren…

 

Muchas de las Comisiones de Derechos Humanos estatales trabajan al servicio del gobierno estatal y recomiendan o guardan silencio de acuerdo con las indicaciones supremas…

 

El crimen en contra de la libertad de expresión sigue cobrando víctimas, a pesar de “los esfuerzos” de la CNDH: esfuerzos nulos: esfuerzos burocráticos y que sólo aparecen en sus reportes anuales. El periodista mexicano, sobre todo aquel que trabaja en estados o regiones peligrosos, está sólo y su alma para enfrentar los peligros de la profesión:

 

Del año 2000 a mayo de 2014 se cometieron 102 homicidios en contra de periodistas, reportó la PGR: mientras que la CNDH reporta que en el lapso sólo hubo 87: ¿cuántos se han resuelto? ¿De cuantos ha conseguido solución la CNDH o ha explicado su razón u origen? Casi nada.

 

En mayo de este año, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, promovió una “Ley Bala” para el uso legítimo de la fuerza del Estado en contra de quienes atentaran en contra de la ‘estabilidad social’ ahí. El 12 de julio la CNDH avaló esta Ley Bala diciendo que “… no existen temas de inconstitucionalidad o inconvencionalidad en materia de derechos humanos en dicho ordenamiento”. El 9 de julio murió un niño de 13 años. El 22 de julio el mismo gobernador solicitó al Congreso local su abrogación… ¿Y la CNDH?… ¿Y los migrantes centroamericanos?…

 

El señor Raúl Plascencia se mueve con prudencia. Con discreción. Casi en silencio. Estratégicamente cuidadoso. Es que, lo dicho, su gestión como Ombudsman termina el 16 de noviembre de este año y quiere renovarse en el cargo. ¿Qué hay que hacer?… Eso lo está haciendo él…

 

Mientras tanto la violación a los derechos humanos en México sigue a la espera de un Ombudsman…