Quizás algunas mujeres soñamos con tener un clóset lleno de zapatos de diseñador tipo “Carrie Bradshaw” de la serie “Sex & the City”, otras posiblemente lo tengan y muchas más sabemos que como todo, nuestros pies son tan diferentes y al igual que la ropa, algunas hormas no están hechas para calzarnos, parecería una pena pero sufrimos del famosos “pie de tamal”.

 

Sin embargo, actualmente podemos modificar casi (si no es que) cualquier cosa de nuestro cuerpo que nos incomode o que a nuestro parecer no vaya acorde al canon de belleza que rige el momento, esto gracias a cientos de cirugías plásticas, algunas realmente extrañas y otras muy dolorosas que existen en el mercado para dotarnos de una “pseudo” perfección corporal y que desgraciadamente, alimentan una malsana idea de lo “bello”.

 

Errónea o no, la ideología de belleza que golpea a las mujeres cada vez alcanza niveles más insospechados que las puede obligar a someterse a una dolorosa cirugía que como sacada del cuento de hadas “La Cenicienta”, promete embellecer los pies para calzar unos lindos zapatos.

 

La controversial “Cirugía Cenicienta” va desde la alteración del tamaño y la forma de los dedos del pie de la mujer, raspar el exceso de hueso para remover callos y golpes e incluso “liposucción de dedos” (barrer con toda la grasa para adelgazarlos) con el único fin de que encajen a la perfección en un par de zapatos de tacón de diseñador.

 

Esta tendencia ganó popularidad en Estados Unidos pero gana rápidamente terreno en Reino Unido y otras partes del mundo donde las clínicas estéticas que ofrecen este tipo de procedimiento capitalizan el profundo deseo que algunas mujeres tienen por lucir pies perfectos.