El Programa Hoy No Circula de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México obligaba a todos los vehículos a descansar un día hábil. Así funcionó de 1989 a 1997. En 1997 se limitó su aplicación, exentando del mismo a los vehículos de modelo reciente. Cuando esto iba a ocurrir, pregunté a varios de mis conocidos ¿estarías dispuesto a pagar por circular todos los días? La respuesta inmediata era Sí.

 

Al final de cuentas, cuando salió la calcomanía 0, que permitía circular todos los días, los automovilistas sólo tuvieron que pagar una verificación regular de su automóvil. La ciudad desaprovechó una oportunidad de recaudar recursos que podrían haber sido utilizados para chatarrizar vehículos contaminantes o algún otro programa orientado a la reducción de emisiones.

 

Hoy, el Programa Hoy No Circula está impactando poco en la reducción de emisiones. Se dice que sólo el 6% de los vehículos deja de circular cada día, frente al 20% de 1989; y si bien son los vehículos más contaminantes, en conjunto hay preocupaciones porque la contaminación ya no está bajando como años atrás. Una de las causas es, sin duda, que el parque vehicular sigue creciendo. Ante esto, la Secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal, Tanya Müller, propuso que el Hoy No Circula volviera a sacar de la circulación los vehículos nuevos.

 

La primera reflexión que me hago es sobre los incentivos perversos que pueda traer esta medida, los mismos que se acusaron en 1989 cuando se instrumentó el programa: compra de un vehículo comodín. No tengo claro qué porcentaje de automovilistas compró un vehículo de apoyo. Lo que sí tengo claro es que la disponibilidad a pagar por un auto extra en un hogar estaría basada en el deseo de circular diario. Como consecuencia, los autos usados subirán de precio. La población de menores recursos no los comprará. En el fondo no me preocupan las distorsiones sobre los precios de los autos usados, lo digo sólo para mostrar cómo la población más rica tendría su vacuna cara y excluyente.

 

¿Y si preguntáramos a los propietarios de vehículos recientes cuánto estarían dispuestos a pagar por circular todos los días? El replanteamiento del Hoy No Circula es una valiosa oportunidad para fondear la transformación del transporte público en la Ciudad de México. ¿Habrá 100 mil propietarios de vehículo dispuestos a pagar 10 mil pesos por un permiso de circulación para todos los días? Ya tenemos mil millones anuales. ¿Y si en vez de cobrar 10 mil pesos por vehículo fueran 2,500 por cilindro, considerando que los propietarios de autos más grandes serían los más dispuestos a pagar esta cifra? ¿Y si cobramos por escoger el día de la semana en que descansamos, según valor de mercado del día (nadie quiere el viernes, por ejemplo)? ¿Y si damos sólo un número limitado de permisos para los 7 días y los subastamos?

 

Lo que sugiero es que la revisión del programa Hoy No Circula no sólo tenga un enfoque ambiental sino también una perspectiva recaudatoria para mejoras en la movilidad.

 

La Secretaría de Transportes y Vialidad no tiene claro cómo sustituir los microbuses y minibuses por un buen sistema de autobuses, porque sólo lo ven como una negociación con transportistas y no una subvención a la sistematización. Mis estimaciones me dicen que el sector requiere un fondeo público como de 2 mil millones de pesos al año para lograr en 2018 el sistema de autobuses que necesita la ciudad (moderno, seguro, certero, accesible, etc.), y una buena estructuración del programa Hoy No Circula nos puede dar estos recursos. Si lo hacemos al inicio de la administración los costos políticos se minimizarán frente a los beneficios.

 

El Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha dicho que no anticipemos la discusión, porque el programa está bajo análisis del Centro Mario Molina. Sin embargo, lo que creo que debe evaluar el Centro es mucho más amplio que la circulación de los autos 7 días de la semana: cómo dar los incentivos adecuados para disminuir el uso del auto o compensar al resto de la sociedad por el uso muy limitado de permisos para toda la semana.

 

Al final de cuentas, una restricción generalizada será evadida por los más ricos con un auto adicional sin que la sociedad capitalice ningún beneficio.

 

A partir de la propuesta de Müller, cualquier alternativa será impopular … así que ojalá que la ciudad aproveche esta oportunidad para fondear la transformación de su sistema de buses y establecer otras políticas que desalienten el uso del auto.