Convencida de que el cine es un trabajo en equipo, la sonidista Lena Esquenazi aseguró que su labor es reconocida por la industria cinematográfica en México, sin embargo, su trabajo no es apreciado con todo su potencial porque las salas de exhibición no siempre cuentan con los sistemas adecuados para su proyección.

 

 

En entrevista con Notimex, luego del éxito de “Tempestad”, documental de Tatiana Huezo por el que Federico González Jordán, Carlos Cortés y Esquenazi están nominados en la categoría de Sonido en los Premios de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), la creadora compartió que el sonido puede llegar a ser un recurso expresivo muy importante en cualquier película, sea ficción o documental.

 

 

Al hablar del proceso creativo de un sonidista, Lena Esquenazi indicó que en líneas generales desde el guión, el especialista en estos temas puede imaginar a grandes rasgos cómo será el sonido de la película, incluso puede llegar a determinar aspectos técnicos y creativos de la misma, en un principio, para garantizar un riguroso registro del mismo durante la filmación.

 

 

Y es que es desde ahí es donde se van construyendo los cimientos del sonido del filme, aunque durante el rodaje, dijo, “la escaleta de diseño se va concretando y enriqueciendo con sonidos buscados expresamente o que van apareciendo en las locaciones”.

 

 

Tras opinar que un sonidista debe estar atento a lo que sonoramente lo rodea en todo momento y saber aprovecharlo, la creativa indicó que al llegar a la postproducción el editor o montajista debe tomar decisiones para el futuro del filme.

 

 

De acuerdo con Esquenazi, entrar a la etapa de edición y diseño de sonido resulta ser el momento de volar, de experimentar y escuchar muchos sonidos al azar (…) “Y pensar en los elementos que enriquezcan la película, sonoramente hablando. A los elementos sonoros pensados con anterioridad se suman nuevas ideas”.

 

 

“Es como ir componiendo una sinfonía, tejiendo los sonidos de manera armoniosa o caótica, compleja o sutil, monocorde, polifónica, rítmica…sincrónica, asincrónica…de acuerdo con lo que se quiera contar y llegar a transmitir”, compartió con gran emoción Esquenazi, cuyo trabajo puede apreciarse también en ficciones como “Temporada de patos”, de Fernando Eimbcke, y “Nicotina”, de Hugo Rodríguez.

 

 

La recién estrenada película “Tempestad”, es un ejemplo del uso del sonido como elemento narrativo fundamental, el cual ha sido reconocido en festivales de primera línea como el de Berlín.

 

 

Y a decir de la profesional del sonido, en una etapa previa al montaje, Tatiana Huezo seleccionó cuidadosamente los testimonios, que constituyen el hilo conductor de la historia.

 

 

En ese sentido, expuso, “se editó al ritmo de las voces de las protagonistas y se definieron los silencios, las tormentas, las tensiones, las calmas.

 

 

Posteriormente, en la edición de sonido esta idea se amplió y al final terminamos usando tres líneas sonoras: La voz, lo documental o realista y lo emocional o subjetivo (sumado a la música), que se van intercalando entre sí a lo largo de la película”.

 

 

El resultado de lo anterior, sostuvo, “es que el espectador experimenta sensaciones producidas por la interpretación e imaginación propia generada por los estímulos visuales y sonoros del filme”.

 

 

Sin embargo, este trabajo se ve mermado en las salas, “pues es una tarea titánica lograr que proyecten las películas cumpliendo con las especificaciones técnicas requeridas”.